Creo que si tengo esta página web actualizada desde hace tantos años es porque siempre me ha gustado investigar y compartir mis descubrimientos. Si comienzo a ver un tipo de cine necesito conocer a tal director o a cual actor y eso me lleva a seguir y seguir y seguir… eso inevitablemente te conduce a curiosidades, rarezas y películas que necesitas comentar más allá de su valor cinematográfico, por su pura extrañeza o trascendencia. Con una de esas comencé esta serie de reseñas en enero de 2021, Out of the Darkness, la primera película de ciencia ficción tailandesa con posesión de cuerpos, leyendas isleñas, números musicales y relación amorosa.

Pues bien, hace poco descubrí, casi por casualidad, la considerada primera película de género zombie que se realizó en Corea del Sur. Se trata de 괴시 (Goesi, 1980) conocida como A Monstrous Corpse o Grotesque Corpse, dirigida por Kang Beom-gu, quién tuvo una curiosa carrera entre la década de 1960 y comienzos de 1980 centrada en su mayoría en el cine de género, sea thriller de espías, épica bélica, drama criminal, acción, artes marciales y terror.

A Monstrous Corpse nos presenta a dos personajes principales, una mujer que viaja a una pequeña aldea para reencontrarse con su hermana tras tres años sin verse, y un joven que pretende acudir a un congreso de vida salvaje. Ambos se conocen cuando el hombre anda por la carretera y la muchacha lo empapa al pasar con su coche por un charco, teniendo que viajar juntos al no conocer la chica el camino a la aldea. Pronto se pierden y terminan encontrando una instalación científica que pretende erradicar insectos mediante ultrasonidos para ayudar a los granjeros. Mientras el hombre está por allá, la mujer es atacada por un extraño personaje que parece ser un viejo borracho del pueblo cercano, con el único inconveniente de que este murió ahogado hace poco. Al llegar a la casa de la hermana la escena es terrible, el marido de la mujer ha muerto y todo se complica con una investigación policial y lo que parece ser la resurrección de los muertos, aunque nadie parezca creerlo en un principio.

¿Qué me dicen? ¿Le suena esta curiosa sinopsis? Pues a los veteranos del lugar y los aficionados a los clásicos del fantaterror europeo debería sonarles. Efectivamente nos encontramos ante una copia -no tengo constancia si con derechos oficiales, así que supondré que plagiada- de la cinta italoespañola No profanar el sueño de los muertos, dirigida en 1974 por Jorge Grau. El guión es exactamente igual y muchas de sus escenas son directamente copiadas… pero mal. No puedo decirles que nos encontremos ante una película destacable más allá de la curiosidad. Todo queda extraño, con escasas explicaciones y unos personajes sin mucho interés, pero con momentos curiosos y un segundo tramo que se aleja en parte del original.

Jorge Grau realiza una película producto de su tiempo, con algunas escenas de destape y la presencia en primer plano de temas contemporáneos como el medio ambiente, las drogas y un choque generacional entre la juventud más abierta y los viejos carcamales, que adquiere una importancia inusitada en su parte final dada la vehemencia asignada la viejo detective de policía. A esto se une una representación zombie muy interesante, sin grandes exhibiciones pero con escenas gore muy correctas y un ambiente general muy chulo.

En la obra de Kang Beom-gu vemos muy poco de todo esto. Se pretende buscar un paralelismo casi idéntico en todo su tramo inicial, pero se dejan por el camino las explicaciones contextuales de la original, lo que produce situaciones que no se entienden bien ya que nos faltan motivaciones y personajes sin mucho interés. Ha sido al volver a ver la cinta de Grau -que la tenía perdida en la memoria- cuando he entendido el porqué de las peleas del marido y la hermana, el porqué de que los ultrasonidos resucitaran a los muertos, el porqué de insertar unas escenas con niños pequeños. Todas estas explicaciones se hacen necesarias para dar coherencia al conjunto y hacen que todo encaje. En la obra coreana se obvian, no se muestra la adicción a las drogas de la hermana o sus problemas mentales, ni tampoco ciertos sucesos con los niños en cuestión, que aquí se reducen a una foto y un contexto diferente. No se explica prácticamente nada que de coherencia a lo que sucede.

Además no esperen casquería y escenas visualmente truculentas. Algunas de sus situaciones se tuercen a lo cómico: el cementerio es directamente una casa abandonada en medio de un bosque y en su interior, cuando los protagonistas quedan atrapados con los zombies, se producen incluso unas escenas de lucha marcial. Todo tiene algo que no termina de cuadrar, que no hila bien lo que está pasando. Por otra parte, la representación de los zombies es bien curiosa: el zombie no busca comer carne, busca beber sangre, lo que le da un aire a vampiro chino ya que además va siempre con los brazos extendidos -aunque no da saltitos, eso sería ya la bomba-.

Sus problemas con la censura fueron evidentes y se recortaron muchas escenas, lo cual no ayuda a poder apreciar el impacto que pudiera provocar. La película fue estrenada finalmente el 10 de abril de 1981, y se conservan registros de unos 12000 espectadores en Seul, luego se ha pasó por televisión y sus copias en vídeo doméstico son bastante escasas. Actualmente la copia original se considera perdida, por lo que es imposible recuperar esas escenas recortadas y valorar si esos momentos más truculentos le dan interés o sobresalto al conjunto.

En definitiva, nos encontramos ante toda una rareza que debe verse como lo que es, un intento de abordar un género muy peculiar en una cinematografía que hasta la fecha no lo había hecho, que nos ha llegado de forma mutilada y por ende es difícil de apreciar en su totalidad.

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