Siempre me ha gustado Takeshi Kitano, me gusta su originalidad, la forma que ha tenido de deconstruirse a si mismo, de dar exactamente lo que no se espera de él. En la comedia japonesa, en los manzai de teatrillo y cabaret, el humor que nace de lo inesperado o de retorcer lo común y llevarlo a nuevos terrenos es algo muy normal y Kitano ha sublimado esa esencia en su propio “personaje” y su carrera como director, a veces para bien, a veces para mal.

En Kubi se lanza de lleno a una epopeya histórica basada en personajes reales del periodo Azuchi-Momoyama, con un Oda Nobunaga pasado de vueltas a la cabeza, y la retuerce tal y como era de esperar, sin dejar por el camino un acabado técnico especialmente bueno.

La película va de menos a mas. Toda su primera mitad es un drama histórico bastante al uso en los estándares del género, donde se introduce la comedia a base de retorcer a los personajes históricos pero que se combina con otro drama de intrigas serio y formal. La combinación no termina de funcionar y queda muy rara hasta que te das cuenta que todo se centra en un trío de amor entre señores samuráis, ahí está el juego del director. Conforme avanza la película esa primera parte va dejando protagonismo a un increscendo de acción y al propio Kitano, dejándose llevar mucho más por ese humor que tanto me gusta del director hacia un final que roza la perfección por su forma.

También es cierto que el pase nocturno en el que la vi no era el mejor momento, pero esta es una de esas películas que definen el “estilo Kitano” y que no gustará a muchos.

Hablar de Kim Jee-woon es hacer referencia a algunas de las mejores películas de la historia reciente de Corea del Sur y adentrarnos en un cine de género que se ha visto, y gusta muchísimo, en en este festival: A Tale of Two Sisters (2003), The Good, the Bad, the Weird (2008) o I Saw the Devil (2010) se han visto en las pantallas de Sitges. En esta edición nos extrañaba verlo en una sección paralela como Noves Visions y teníamos la sensación de enfrentarnos a una obra menor. Pero nada más lejos de la realidad.

Ambientada en la década de los setenta, e inspirada en personajes reales de la época, Cobweb nos encontramos a un cineasta atormentado que ansía volver a rodar el final de su película recién terminada. Para ello tendrá que recuperar el control de su caótico plantel de actores y productores, al mismo tiempo que lucha contra las interferencias de los censores.

Nos encontramos en esta película algo realmente interesante, un canto de amor a la producción cinematográfica plagada de referencias históricas a su propia cinematografía y llena de un humor negro y obsesión por encontrar esa visión que hace de una película algo especial. Una comedia de enredos y subterfugios, con personajes pasados de vueltas y en parte sobreactuados y un rodaje perfectamente planificado que nos muestra como era el cine coreano en aquella década, un cine lleno de drama, traiciones y giros de guion que rozaba la esencia de la telenovela y la mezclaba con elementos de género. No solo iremos viendo como se intenta rodar esa escena final en un solo plano secuencia, sino que veremos el resultado final al mas puro estilo de la época.

Una gran producción con sobresaliente elenco de actores, encabezados por Song Kang-ho, que ha ganado diversos premios en su corea natal.

Con Lonely Castle in the Mirror el director de animación Keiichi Hara vuelve sobre un tema que ya ha tratado en su anterior Colorful, el del bullying escolar, peor lo realmente destacable de esta producción es su acercamiento “en positivo” al un tema tan complejo en la sociedad japonesa.

La historia se centra en una joven adolescente que se pasa el tiempo en casa y no acude a la escuela. Pronto nos daremos cuenta que un grupo del colegio la acosan por un tema pueril y la joven se encuentra en una encrucijada. Un día el espejo de su cuarto comienza a brillar y la joven se ve transportada a un Castillo de fantasía donde la recibe una niña con máscara de lobo y le presenta a otros seis jóvenes que la están esperando. La niña les indica que tendrán varios mes para buscar la llave de una sala oculta y quien entre en esa sala podrá cumplir un deseo, pero deben seguir unas normas o un lobo vendrá y se los comerá.

Siguiendo la esencia del cuento clásico de los Siete Cabritillos como eje del elemento fantástico, lo que brilla en la película es que no se centra en el drama del acoso escolar sino que, de una forma bastante didáctica, se ponen sobre la mesa herramientas con las que se puede salir de ese drama o que los propios jóvenes relativicen su importancia. Aquí hay profesoras que se implican con solventar la situación y que censuran a otros compañeros que no hacen su trabajo, hay amigas que rompen el circulo del acoso y jóvenes que se plantan para decir “basta ya”. Ahí esta la verdadera magia de la película. Por lo demás iremos conociendo las historias, todas ellas dramáticas y algunas bastante duras, de los demás personajes y porqué están en ese Castillo.

Lo que realmente no me convenció es parte de su tramo final hacia lo fantástico. Entiendo que por su orientación introducir un punch de acción que desencadene su final era necesario, pero realmente pega poco con el resto de la producción. Por contra, su guion a nivel de personajes es magnifico y el poso que deja es mucho más potente que el propio visionado de la misma.

La última película que vi en el festival fue Mad Fate, nueva producción del director Soi Cheang, que ya nos conmocionó con su Limbo el año pasado en el festival. La vi, quizás, en las peores condiciones posibles, con uno de los peores resfriados que he tenido en años y diversas pastillas para controlar sus efectos. Les reconoceré que se ha ido diluyendo en mi memoria y que quiero volver a verla para poder apreciar como se merece la producción.

Mad Fate continua en ese universo que creo la Milkyway de Johnnie To en Mad Detective y que nos planeta como el destino puede estar presente en nuestras vidas y influir en las mismas. Aquí nos encontramos a cuatro personajes y como sus caminos se cruzan de diversas formas: Un adivino trastornado que se especializa en esquivar el destino de sus clientes, un joven psicópata que siente deseos de cometer un asesinato y al que el adivino quiere cambiar su destino funesto, una joven prostituta que quiere cambiar su suerte y un inspector de policía que persigue a un asesino en serie.

Dentro de un envoltorio de thriller clásico con el acabado técnico oscuro y sucio que tanto nos gusta de este tipo de productos, aunque nada que ver con la anterior Limbo, la película me ha resultado demasiado local a nivel de conceptos ya que se llena de referencias budistas al destino y el sacrificio que, al menso en las condiciones en las que la vi, me costaron bastante seguir. No es que sea una película complicada, pero si que requeriría algo de conocimiento local o investigación posterior para poder apreciarla en todo su esplendor.

Sea como fuere, hablamos más de ella, y de todo lo que vimos en Sitges, en dos programas especiales que dedicamos al festival en el Kwoon de Media Tarde. Pueden echarles un ojo si les apetece.

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