Va siendo hora de ir finalizando nuestras crónicas asiáticas del pasado Sitges Film Festival 2023 y hoy publicamos la penúltima de ellas con un selecto grupo de películas. Recuerden que también pueden vernos en “El Kwoon de Media Tarde”, donde ya hemos realizado dos especiales a este respecto.

A lo largo de los años hemos podido ver buena parte de la obra del coreano Ryoo Seung-wan en las pantallas del Festival de Sitges. Director veterano que ha brillado en los thrillers de acción y que últimamente nos ha traído obras históricas y reivindicativas muy bien realizadas, este año vuelve un cine más suyo, más dinámico y algo macarra. Ese cine que tanto nos gusta.

Smugglers se centra en un grupo de Haenyeo, mujeres buceadoras que nadan en apnea para recoger marisco y que son casi patrimonio nacional de la cultura tradicional coreana, durante la década de 1970. Estas mujeres trabajan trapicheando con contrabando hasta que una redada termina con varias detenidas y otra huyendo. Tras varios años y mucho rencor acumulado las mujeres vuelven a encontrarse con un plan para sacar buena tajada y de paso, quizás, descubrir quien provocó realmente las detenciones.

Tercera película coreana este año en el Box Office local, prácticamente todo en Smugglers es destacable. Thriller con mucho ritmo y aire de empoderamiento femenino, rodado casi como una de esas de robos de banco, con planificaciones, trapicheos y flashbacks, brilla sin duda en su excelente acabado técnico y su magnifica ambientación setentera, perfecta en vestuario y llena de música pop de la época. También equilibra muy bien el drama, el punto cómico y la acción, sobre todo en la figura de Zo In-sung como mafiosillo local. También destacable los papeles protagonistas para Kim Hye-soo y Yum Jung-ah.

Ryoo Seung-wan director de Smugglers

En varias ocasiones a lo largo de los años me he “quejado” de como se ha perdido el sentido a las maratones nocturnas en este festival, dejando de lado ese cine más puramente midnight y programando combinaciones imposible de películas que al final uno no disfruta debido a las horas y el cansancio. Este año las maratones se contuvieron, más por obligación que por elección, pero entre las que se programaron destaca una de esas que vuelve a la esencia del cine de medianoche, la india Kill junto a la conocida The Raid.

The Raid cumplía ya más de 12 años siendo una de las películas de acción indonesias más conocidas, por ese motivo estrenaba remasterización y no podía faltar a la cita con el festival. Además, su director Gareth Evans estuvo invitado al evento y disfruto de su película a altas horas de la madrugada junto a los fans.

Por si alguien aún no la conoce su guion es bien simple, un grupo de operaciones especiales deben asaltar un edificio controlado por narcos y mafiosos, donde se esconde toda la escoria de la ciudad. Como imaginaran al final todo se liará y habrá que resolver la situación a base de pura violencia.

A esta obra de culto contemporánea se sumaba la india Kill, película prácticamente desconocida que no tenía ni tráiler ni imágenes promocionales en redes y había sido estrenada pocas semanas antes en el festival de Toronto. Ya saben que me encanta el cine indio y cuando estuve buscando información sobre la película tan solo encontré un video de la presentación y varias reviews sobre ella que la ponían muy muy bien.

Definida por algunos como “The Raid en un tren”, esto es tan cierto como simplista. La cosa es que en un tren es asaltado por un nutrido grupo de bandidos con oscuras intenciones y un par de comandos militares que viajan en él deben enfrentar la situación.

Bajo esta premisa la película es acción contínua y sin descanso, pero no deja de lado los tropos del cine indio y realmente no pierde esa esencia tan peculiar que suele tener el cine local: tragedia romántica, villanos caricaturescos, hermandad heroica… Lo único que me decepcionó fue la propia acción ya que es de esa que abusa de los constantes cambios de plano para crear dinamismo, pero que al final casi marea. Sea como fuere, una película entretenida y bien resultona.

El J-horror está muerto. Esa es una afirmación realizada por muchos y sostenida por una ingente cantidad de películas mediocres dentro del género, pero el J-horror no ha muerto aún, esta simplemente mutando y evolucionando hacia caminos insospechados y diferentes. Hoy en día sería casi imposible volver a ver un The Ring, con ese terror sobrio e inquietante, pero películas como The Forbidden Play, del incombustible director Hideo Nakata, nacen para un público que busca conceptos diferentes y está acostumbrado a otro tipo de acercamientos.

En The Forbidden Play nos encontramos a un niño que jugando con una lagartija en el patio de su casa termina arrancándole la cola. Para consolarlo, su padre le cuenta una historia inventada diciéndole que si entierra la cola y hace un ritual crecerá una nueva lagartija. Para sorpresa de todos el ritual funciona y vemos que algo desconcertante se mueve en el ambiente. Tras un suceso trágico, comenzará un in crescendo de llamadas misteriosas, sucesos extraños, posesiones y exorcismos relacionados con el padre del crio y una antigua compañera de trabajo del mismo.

Con una primera parte muchos mas sobria, que pretende hacer un homenaje a obras anteriores del director como la propia The Ring, la cinta va introduciendo ciertos toques de humor y folk horror hasta un tramo final mucho más visceral, que se acerca al monster movie con formas más occidentalizadas. La película da un poquito de todo, desde terror a fantasmas o posesiones, incluida la comedia, y por eso se convierte en un producto ligero y divertido en el que hay que dejarse llevar por su punto de locura y excentricidad.

Tuvimos la suerte de charlar con Hideo Nakata en una entrevista que ya tenemos publicada en Asiateca. Pueden pasarse por allí y echarle un vistazo.

En la última película de este pequeño repaso festivalero volvemos a Corea del Sur para ver Concrete Utopia, una disaster movie que ha sido un éxito en la taquilla local y que ha ganado diversos premios, sobre todo por el papelazo que se marca el siempre excepcional Lee Byung-hun.

Basado en la segunda entrega del webtoon “Pleasant Outcast” de Kim Soong-nyung, la película nos sitúa en una corea devastada por un desastre natural en donde en un complejo de apartamentos solo ha quedado en pie uno de los edificios. Sus habitantes intentan organizarse para poder sobrevivir y hacer frente a otros supervivientes que intentan refugiarse en el mismo.

Lo primero que destaca de la película es la especial relación que tienen los coreanos con los bloques de apartamentos. Este tipo de edificios fueron los elegidos para la reurbanización del país y según el vecindario pueden llegar a marcar parte del estatus social de sus habitantes, habiendo riñas y menosprecios entre bloques vecinos. Con esto en mente, y con el desastre como trasfondo fundamental, se construye una especie de survival común que se centra en la organización del edifico y sus habitantes, en los juegos de liderazgo, la enajenación del poder y los traumas de algunos de sus personajes.

Estando acostumbrado a este tipo de películas y sabiendo la tendencia de los coreanos al drama, creo que en esta ocasión Um Tae-hwa sabe equilibrar bien los diferentes elementos narrativos y explotar el carisma de buena parte de su elenco ofreciendo un producto de buena factura que merece la pena ver.

Um Tae-hwa y Byun Seung-min, director y productor de Concrete Utopia

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