Volvemos a la carga la última entrega de nuestros “Espetos con Kimchi”, la crónica asiática del Festival de Cine Fantástico Universidad de Málaga, Fancine 2011, para acercaros lo que dio de si (casi todo lo que dio de si, ya que «Il Mare» no pudimos verla) el interesante ciclo Corea Fantástica que los compañeros, y amigos, de CineAsia programaron durante el festival malagueño.

The Housemaid

Corea del Sur, 1960.
Director: KIM Ki-young.
Intérpretes: LEE Eun-shim, JU Jeung-nyeo, KIM Jin Kyu, AHN Sung-kee, EOM Aeng-ran.
Duración: 108 min.

El ciclo Corea Fantástica de este Fancine 2011 comenzaba con todo un clásico del cine coreano, película considerada por muchos una de las mejores películas de la historia cinematográfica de aquel país. No es descabellado decir que Kim Ki-young ha sido uno de los directores de género más interesantes y trasgresores del cine coreano, desconocido, o cuanto menos olvidado, durante mucho tiempo y redescubierto hacia mediados de los 90, poco antes de su trágica muerte, esta «The Housemaid» define claramente su estilo visual expresionista, oscuro y lleno de crítica social.

En «The Housemaid» nos encontramos a un compositor que vive con su familia, compuesta por su esposa y sus 2 hijos, en una recién adquirida casa de 2 pisos. Su mujer trabaja todo el día para apoyar a la familia y el compositor decide contratar a una criada para ayudar en las tareas domésticas. La nueva criada se comporta de forma extraña, captura ratas con sus propias manos y espía al compositor, seduciéndolo. Todo se complicará enormemente con el embarazo de la criada.

Thriller con alta carga de tensión sexual oculto tras un claro melodrama familiar con toques fantásticos tan solo en la forma de transmitirnos la historia, Kim Ki-young construye un ambiente sobrecogedor y claustrofóbico basado casi exclusivamente en la casa familiar, que llega a ser un actor más en el desarrollo de los acontecimientos. No hay duda que la forma de manejar la cámara del director, su forma de plantear los encuadre, los travellins, como juega con la disposición de las habitaciones y los cambios de escenario, le dan al film un tono tétrico, fantástico. A esto hay que añadir el magistral uso de los efectos sonoros, de las tormentas, de esa maquina de coser que casi nunca deja de sonar de fondo, así como una vanguardista banda sonora muy adecuada con el tono del film. Además los apartados interpretativos están muy bien llevados, destacando sobre todo el papel de Lee Eun-shim como la sirvienta.

Pero en el fondo de este trágico melodrama familiar de celos y seducción se encuentra una fuerte crítica social que da realmente sentido a muchas partes de la película. Es complicado apreciar completamente el film sin tener en cuenta el encuadre social e histórico en el que se desarrolla. Corea ha vivido entre invasión y dictaduras casi toda su historia reciente, pero a principios de los 60 hubo unos años con un corto periodo democrático que dio pie a una explosión de libertad en muchos ámbitos sociales. En aquellos años la clase media acomodada coreana empezaba a surgir y el dinero daba estatus social a una clase que no o había tenido antes. A esto hay que añadir ciertos rasgos culturales que se dan en el país, como ese afán por las apariencias. Realmente no importa lo que tengas, sino lo que aparentas tener, conservar el estatus quo a base de apariencias, escondiendo los asuntos internos en el propio seno familiar.

Ese final moralizador que a muchos ha llegado no les ha terminado de convencer es la culminación de la crítica local e histórica que se ha ido desarrollando a lo largo del film, siempre en torno a esa clase media acomodada, que siempre quiere más, a ese hacer cualquier cosa por guardar las apariencias, al choque entre la modernidad y esa nueva clase media, y lo rural.

«The Housemaid» me parece una grandísima película, con una forma magistral que me dejó pegado al asiento, y un fondo bien interesante que nos descubre muchas facetas de la ideosincracia coreana de aquellos años. Creo que no os la deberíais perder.

A Tale of Two Sisters

Corea del Sur, 2003.
Director: KIM Jee-woon.
Intérpretes: YEOM Jong-a, IM Soo-jung, MOON Geun-young, KIM Kab-su.
Duración: 115 min.

Dos Hermanas, como se llamó en España en su estreno en cines y DVD, es una cinta que une el drama familiar con el cine de terror y que se podría considerar uno de los grandes exponentes del terror coreano, género que no es demasiado prolífico y aceptado por el público en su país natal. A la batuta tenemos a Kim Jee-woon, quién hoy día es fácilmente reconocible por los aficionados como uno de los grandes del género en Corea, habiendo explorado desde el western comedia de «The Good, the Bad and the Weird» hasta el thriller de acción, con buena dosis de sangre, de «I Saw the Devil», pasando por dramas mafiosos como la gran «A Bittersweet Life». Estos referentes son hoy en día toda una carta de presentación, pero debemos añadir sin duda «Dos Hermanas» a esta gran lista.

La película se basa en un relato popular centrado en las penurias de «Janghwa y Hongryeon», tomando el director como base a estos personajes y trasladándolos a su particular estilo narrativo. Soo-mi y Soo-yen vuelven a casa tras haber pasado una de ellas una temporada en una institución mental, allí se reencontrará con su madrastra, con la que no se lleva nada bien, y con su padre. Pero pronto extraños sucesos acaecerán en la casa y la desconfianza se instalará en la familia.

Jee-woon construye un drama familiar con toques de thriller de terror y un ambiente opresivo, jugando perfectamente tanto con los escasos personajes, tan solo 4, como con la casa y sus alrededores, que adquieren casi vida propia como un actor más dentro de la escena. El desarrollo se llena de interrogantes, ya que esta película se basa en una calculada ambigüedad que da al espectador pie a sacar sus propias conjeturas durante su visionado, desvelándonos la información poco a poco. Este tipo de desarrollo hace que después de verla nos pique la curiosidad de verla de nuevo, y que con diferentes visionados saquemos nuevos detalles que hilan la madeja que se nos propone.

Paradójicamente los toques de terror son lo que más desentona de la película, ya que al concluir su visionado y ver el tono general y las conclusiones se nos quedan descolgados en más de una ocasión. En este caso debemos recordar que los primeros años del siglo XXI, más concretamente desde el estreno de «The Ring» en 1998, el Terror estaba de moda en Asia, tan de moda que habían proliferado como las malas hierbas mediocres producciones que daban vueltas y más vueltas sobre el mito del fantasma de pelo largo o las maldiciones. En este ambiente el fantasma, las presencias extrañas, eran obligadas en casi cualquier ámbito cercano al terror, y para Jee-woon no fue menos. Al menos supo integrarlos y disimularlos muy bien en la película.

El apartado interpretativo destaca muy mucho, sobre todo en los papeles de las 3 féminas protagonistas, hoy bien conocidas en el panorama actoral Coreano. A todo esto unimos una puesta en gran escena, que aun hoy, 8 años después, no ha perdido ápice de calidad y validez, y también una gran banda sonora, y no sería descabellado decir que nos encontramos ante uno de los mejores exponentes de terror coreano de los últimos tiempos.

The Chaser

Corea del Sur. 2008.
Director: Na Hong-jin.
Intérpretes: Kim Yoon-suk, Ha Jung-woo, Seo Young-hee, Kim You-jung.
Duración: 125 min.

En coreano, thriller se debería escribir con tinta roja y espesa. Sobretodo en el caso de esta sobresaliente ópera prima de Na Hong-jin, nombre que los aficionados ya deberían colocar entre los de Bong Joon-ho y Park Chan-wook. No es para menos. The Chaser narra con furia inusitada la brutal persecución que se inicia entre un ex-policía devenido en proxeneta y un enloquecido psicópata cuando el primero descubra que el segundo está a punto de asesinar a una de sus chicas. Una carrera contrarreloj, cuajada de obstáculos, que pone los pelos de punta.

The Chaser nos presenta un thriller donde no es tanto descubrir quien es el asesino sino encontrar la forma de detenerlo para siempre, un thriller lleno de tensión donde Hong-jin no da tregua, ya sea a modo de acción o a modo de tensión. Aparte de la acostumbrada calidad técnica del cine coreano, de una adecuada banda sonora y de la gran forma de rodar de un por aquel entonces novato Na Hong-jin, la película se sustenta perfectamente en las interpretaciones tanto de Kim Yun-seok en el papel del ex-policía que ha terminado como proxeneta, este me gustó especialmente, como de Ha Jung-woo en el papel de psicópata de turno, un psicópata que podría ser nuestro propio vecino.

La película es un debut contundente y podría haber pasado por una de las grandes películas de los últimos años si su director no se hubiera perdido en vueltas de tuerca innecesarias en la parte final de la misma. Giros y triquiñuelas que en ocasiones funcionan, pero que en general emborronan el sabor final de la misma. Aprovechare para hacer una reflexión sobre el cine coreano, los epílogos. Desde hace años me vengo fijando que casi todas las cintas coreanas de género que nos llegan concluyen con una serie de epílogos, fundidos a negro que van dando especies de retazos del final de la historia, el problema es que esos epílogos suelen destrozar el final de las historia. Bien es cierto que finales como el de «Hansel and Gretel» son excelentes, pero por ejemplo este que nos ocupa no tiene el mismo resultado. Lo grave es que en su último trabajo, «The Yellow Sea», el director vuelve a caer parcialmente en estos mismos errores, el de perderse en su propio guión y no saber resolver de manera adecuada.

Salvando esta pequeña reflexión sobre los giros argumentales (y que particularmente le hubiera puesto otro final a la película) nos encontramos ante un thriller de acción lleno de tensión y que nadie aficionado al género debería perderse.

Chaw

Corea del Sur. 2009.
Director: Shin Jung-won.
Intérpretes: Um Tae-woong, Jung Yu-mi, Chang Hang-sun, Yoon Je-mun, Park Hyuk-kwon.
Duración: 122 min.

Trasladado por la fuerza a Sameri, un pequeño pueblo coreano, el policía Kim esperaba ver pasar los días poniendo multas a los tractores y pescando en el lago. Pero no, el pueblo es todo menos tranquilo y, por si fuera poco, la feria agrícola que se avecina va a contar con un inesperado visitante: un gigantesco jabalí.

Chaw presenta una idea aparentemente poco original, estamos hartos de ver películas de ataques de diferentes criaturas a pueblos tranquilos, ingenuos bañistas o jóvenes que acampan por la noche en los bosques, pero por el contrario no es tan común ver esto en la cinematografía coreana, y eso es un aliciente. El film de Shin Jung-won aporta además unas grandes dosis de humor, incluso en situaciones realmente complicadas, lo cual convierte la película en una especia de comedia negra con bicho y cierto trasfondo ecologista (sobre todo en el tema de la caza masiva e indiscriminada), la nueva venganza de la naturaleza contra el hombre.

Hay cierta manía con comparar este film con «The Host», será por ser “de monstruos”, cuando creo que no son comparables, esto se acerca más a la serie B ochentera pero llevada al nuevo milenio y bajo la perspectiva asiática. Además esta sensación se marca con un elenco de personajes de lo más variopinto y estrambótico, pero que por el contrario están muy bien llevados, con un tono costumbrista dentro de su propia rareza que atrae y gusta.

Los efectos digitales del Jabalí gigante corren a cargo de los americanos de Polygon, lo cual es garantía de calidad más allá de lo creíble o no del asunto.

En definitiva, estamos ante una película entretenida y que no aburre en su quizás demasiado metraje, si bien no esperéis ver nada novedoso si que pasaréis un buen rato.

Woochi

Corea del Sur. 2009.
Director: Choi Dong-hoon.
Interpretes: Gang Dong-won, Kim Yoon-suk, Lim Soo-jung, Yoo Hae-jin, Baek Yoon-sik.
Duración: 136 min.

El realizador Choi Dong-hun ya nos había ofrecido películas como «The Big Swindle» o «Tazza», esta última la vimos hace unos años en el Festival de Sitges, y aunque en esta ocasión se dejaba de gangsters o timadores para centrarse en la aventura y la comedia se cumplieron gratamente las esperanzas puestas en ella.

La película nos traslada a la rea Joseon donde conviven la magia, los seres malignos, los dioses terrenales y la fantasía. Allí vive Jeon Woo chi, un mago algo pícaro y sinvergüenza que acusado de un crimen que no ha cometido terminará encerrado en un pergamino junto a su fiel perro. Pasados cientos de años, en la corea actual, los seres malignos parecen reaparecer y los 3 dioses deciden traer de nuevo a Jeon para que les ayude con su poder, pero él joven tiene sus propios intereses y preferencias.

Película tremendamente divertida, llena de fantasía, comedia y acción. Kang Dong-won da vida al pícaro Woochi de una manera magistral, imprimiéndole un carácter muy personal, entre pícaro y sarcástico. En la otra parte tenemos al malo de turno, el infalible Kim Yun-seok, quién lo hace muy bien para un personaje que no termina de desarrollarse argumentalmente.

La cinta puede dividirse claramente en 2 partes, la primera, situada en la era Joseon, es más comedida, siendo una mera introducción pero dejándonos destellos de acción. Es a partir de la llegada a la época actual cuando la película se desata completamente, con una gran solidez técnica y unos CG más que aceptables, combinados con unas buenas escenas de acción y mucha comedia.

Una divertidísima película para pasar un buen rato.

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