fukasakuKinji Fukasaku – Verdad, Esperanza y Violencia

El éxito internacional y el reconocimiento por su trabajo puede ser mucho menor que el recibido por Akira Kurosawa, Seijun Suzuki o Shohei Imamura, pero pocos directores en la historia del cine japones han sido tan consistentemente acertados en sus películas como Kinji Fukasaku. Aunque su estatus en Occidente pueda ser relativamente (e inmerecidamente) oscuro, sus películas han tenido un enorme impacto en el cine Japones, tanto dentro como fuera de los canales principales de distribución.

Kinji Fukasaku nace en Mito, Japón, en 1930 y debutó en el cine 1961 con la cinta “High Noon for Gangsters” (Hakuchu no buraikan), dentro de un sistema de estudio fuertemente organizado, donde los actores y directores estaban atados por sus contratos y sus vocaciones artísticas valían de bien poco. En este ambiente el simple hecho de que Fukasaku realizará acción contemporánea lo sacó de los circuitos principales, ya que por aquel entonces Toei producía casi exclusivamente cintas de samurai y dramas tradicionales.

Pero no fue exclusivamente el género lo que produjo que las cintas de Fukasaku fueran relegadas. Sus películas de crimen no se centraban en el propio crimen o los criminales, sino que llevaban implícita una tremenda crítica social. Las películas de acción eran los vehículos ideales para Fukasaku para expresar su cólera y frustración sobre la hipocresía del Japón de la posguerra, un período en el cual el crecimiento económico inevitablemente significó una gran pobreza para algunos y la desesperación para muchos otros.

Esta frustración será el hilo conductor de la mayor parte de sus películas de los años 60 y 70. Fuertemente inspirado por el neorrealismo italiano, Fukasaku pone sus historias contra un telón de ciudades en ruinas, barrios bajos y el comercio en el mercado negro, un caos diario que entra en contradicción con el mensaje de cambio y crecimiento que el gobierno trató de extender a sus ciudadanos en esta época. “Wolves, Pigs and Men” (Okami a Buta a Ningen, 1964), protagonizada por Ken Takakura, contaba la historia del enfrentamiento de 3 hermanos criminales (un Yakuza honorable, un gatillo-ligero y un joven despreocupado), llegando a su clímax de destrucción y lucha en un suburbio. Con toda la rabia de la pelea, los habitantes de esa ciudad de chabolas son reducidos a meros observadores e ignorados, no se les permite participar ni interferir en la acción. Esta era la opción lógica de Fukasaku, ya que las masas empobrecidas nunca fueron escuchadas por el gobierno y su política.

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Con esta cinta también se empezaría a ver el característico estilo visual del director, que se iría desarrollando durante el resto de los 60. Influenciado en parte por la nueva ola de cine Francés, la fotografía manual al mas puro estilo “cámara al hombro”, ángulos extremos, planos congelados y el uso de textos tanto para la narrativa como para la estética definirían su estilo, que alcanzaría la madurez en la siguiente década. (Sin embargo antes de que los años sesenta terminaran realizó un interesante paréntesis en su estilo tornando a un gran colorido en la adaptación de la novela policíaca de Rampo EdogawaBlack Lizard” (Kurotokage, 1968), para la cual Fukasaku formó equipo con Yukio Mishima)

Como su gusto por la crítica social y su estilo visual, los personajes de sus películas también evolucionaría. En cintas como “The Breakup” (Kaisanshiki, 1967), “Call Me Blackmail!” (Kyokatsu Koso Ga Waga Jinsei, 1968) y “Japan Organized Crime Boss” (Nihon Bouryokudan: Kumicho, 1969) todavía se encontraban dentro de la convención del género de Yakuzas, del giri-ninjo y del código moral y de honor del hampa organizada. Sin embargo, con la llegada de los años 70 esto cambiaría. Comenzando con “Sympathy for the Underdog” (Bakuto Gaijin Butai, 1971), los Yakuzas de sus películas empezarón a ser un reflejo del camino que Fukasaku sabía que seguirían por sus experiencias: Conducidos por la avaricia, la cobardía y la pobreza, fuera ya de todo el antiguo honor.

La película que finalmente enterró la ilusión de giri-ninjo, y que cambiaría el género del Yakuza japonés para siempre, hizo su declaración solo con el título: “Battles Without Honour and Humanity” (Jingi Naki Tatakai, a.k.a. Fight Without Honour, 1973). Con este retrato crudo de la aparición de Yakuza moderno, Fukasaku despojó las películas de crimen de todo su glamour y desveló las verdaderas raíces del crimen organizado: la pobreza, la humillación y la avaricia. Vemos a soldados japoneses con el orgullo herido que se unen contra las fuerzas americanas de ocupación (que tratan terriblemente mal a la población), los vemos robar alimento de mercados de la calle y cometer asesinato por un tazón del arroz. Ellos se hacen Yakuzas simplemente porque el crimen es la única opción.

Battles Without Honour and Humanity” fue todo un éxito de taquilla. Era como si el público, que se había sentado y tragado la mentira de las películas de giri-ninjo producidas en serie por los estudios (incluyendo Toei, quien había cambiado su estilo lejos de películas de los años 60) durante tantos años, hubiera esperado en masa esta película que finalmente les mostró la realidad que ellos mismos conocían durante todos aquellos años. De pronto Fukasaku se encontró entre los directores mas reconocidos y decidió grabar una segunda parte de la cinta. Cuando esta segunda parte también alcanzó el éxito se decidió por una tercera y asi en 2 años grabó 5 partes, que se empezaron a conocer como las “Battles Series”.

Después de las “Battles series” Fukasaku dirigiría varias películas que exploran las oscuras motivaciones de los bajos fondos: “Cops vs Thugs” (Kenkei Tai Soshiki Boryoku, 1975), “Yakuza Graveyard” (Yakuza No Hakaba: Kuchinashi No Hana, 1976) y por encima de todas “Graveyard of Honour” (Jingi No Hakaba, 1976). Todas estas cintas compartían una trama adecuadamente caótica, en la que las líneas del bien y el mal estaban enturbiadas hasta su casi desaparición. Para retratar adecuadamente vidas rayadas por la violencia, Fukasaku llenó sus películas de corrupción, asesinato, drogadicción, violación y brutalidad por parte de la policía. Junto con el estilo visual que había ido perfeccionando formaron una mezcla explosiva y contundente – un cine brutal y totalmente vivo.

Mientras tanto la Toei intentó que el director volviera a las “Battles Series”, de la que ya había declarado estar un poco cansado, y aceptó solo cuando le permitieron cambiar los personajes y la localización. Se realizaron 3 cintas mas conocidas como “New Battles Without Honour and Humanity” hasta que Fukasaku se negó en rotundo a continuar y se desvinculó. Con su adiós a la serie se desvinculo también de los Yakuza Eiga y hacia finales de los 70 ya no dirigía este tipo de cintas.

Este cambio en Fukasaku vino a la vez que el sistema de estudios japonés entraba en crisis, lo cual forzó a cineastas a utilizar varias fuentes para financiar sus películas, lo que los introduciría en una nueva era de coproducciones. Para Fukasaku esto significó el principio de un período en el cual diversificaría sus cintas e intentaría muchos géneros diferentes. Trabajaría en películas de samurai como “Samurai Reincarnation” (Makai tenshô, 1981) o “Legend of the Eight Samurai” (Satomi hakken-den, 1983), ciencia ficción (el director ya había explorado este género con “Green Slime” (Gamma Dai-sango: Uchu Daisakusen, 1968)), horror y musical, y con frecuencia colaboraría con el par más popular de actores de acción en el país, Sonny (Schinichi) Chiba y Hiroyuki Sanada.

Con esta genial pareja el director se adentró por primera vez en territorio samurai, género que había evitado durante bastante tiempo, con “Shogun’s Samurai” (Yagyu Ichizoku No Inbo, 1978) y la secuela “The Fall of Ako Castle” (Ako-jo Danzetsu, 1978). También participarían junto a artistas como Vic Morrow, Glenn Ford, Chuck Connors y Edward James Olmos en los proyectos internacionales de CiFi dirigidos por Fukasaku “Message from Space” (Uchu Kara No Messeji, 1978) y “Virus” (Fukkatsu No Hi, 1980). (El director no era un desconocido en las coproducciones internacionales. En 1970 ya había sustituido a Akira Kurosawa en la producción americano/japonesa sobre la Segunda Guerra Mundial “Tora! Tora! Tora!”, co-dirigida por Richard Fleischer)

Aunque su filmografía abarque cuatro décadas y mas de sesenta películas, el director no ha perdido su toque. Su versatilidad y la dirección segura han seguido durante los 80 y 90. Siempre ha estado arriba por sus propios méritos, aún después de que jóvenes talentos como Takashi Ishii, Takeshi Kitano, Masato Harada y Takashi Miike entraran en escena con sus propias revisiones del cine de yakuzas. Con la cinta de 1992 “The Triple Cross” (Itsu Ka Gira-gira Suru Hi), Fukasaku nos entrega una indignante, ruidosa, maníaca y malhablada película sobre crimen. La historia, picando a un veterano ladrón de bancos contra un joven advenedizo y despiadado que estafa su botín, reflejó claramente las intenciones del director.

A pesar de este ostensible desafío, o quizás debido a ello, Kinji Fukasaku tiene gran carisma entre la nueva corriente de jóvenes directores de género (hasta fuera de Japón, como atestigua el respeto que Quentin Tarantino tiene hacia él, invitando al veterano director al rodaje de “Jackie Brown”). Durante la interesante retrospectiva de gran parte de su obra celebrada el Festival de Rotterdam del año 2000, jóvenes directores como Takashi Miike, Kiyoshi Kurosawa, Shiota Akihiko y Makoto Shinozaki pudieron verse en el patio de butacas.

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En 1999 el director volvió al Japón de la posguerra con el drama “The Geisha House” (Omocha), basado en un guión que había querido filmar durante mas de treinta años. El violento drama de estudiantes “Battle Royale” (2000), con Takeshi Kitano como un profesor que incita a sus estudiantes a matarse unos a otros en un juego macabro, provocó un agitado debate social hasta poco antes de su estreno, que por otra parte fue todo un éxito en taquilla. Le dieron una R-15, lo que significaba que los menores de 15 años no podrían verla, para pesar de Fukasaku y Kitano, ya que ven esta cinta como una advertencia a exactamente aquella franja de edad. El debate incluso llegó al gobierno y el partido democrata pidio su prohibición (a pesar de opinar sbasandose solo en la novela en que esta basada) por “incitar al crimen” y “destruir el orden”.

Poco después de empezar la producción de la secuela de esta cinta, “Battle Royale 2” (2003), fue diagnosticado de un cáncer de próstata, y la producción paso a manos de su hijo Kenta. Kinji Fukasaku fue ingresado en diciembre de 2002 en el hospital y moria el 12 de enero de 2003.

Nota: Este artículo es una traducción libre (completada con algunos datos) del texto de Midnight Eye (ingles) sobre el director.

10 Respuestas

  1. disorder.cl » Blog Archive » Cabezón Gutiérrez Recomienda: Battle Royale

    […] Kenji Fukasaku tenía bastante claro esto ¿Conocen algo del trabajo de este director? Bueno, es uno de los más importantes en el Japón, para mi uno de los top ten. Si alguno de ustedes tuvo la oportunidad de ver Kill Bill vol.1 Uncut (La versión japonesa de Kill Bill vol.1), podrán apreciar que uno de sus primeros créditos es una dedicación que hace Tarantino a Kenji Fukasaku ubicándolo como el gran director de todos los tiempos. He visto mucho de él, pero si tengo que recomendarles algo les digo: “Vean los Yakuza Papers, un hilo de películas sobre los ascensos y descensos, sobre las venturas y desventuras del mundo mafioso de la isla. Una gama de asesinatos, vendetas y actos violentos que pueden dejar satisfecho de sangre al ojo más truculento […]

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  2. Bunta Sugawara

    […] los años 60 La imagen del cine de Yakuzas cambiaría drásticamente, principalmente de la mano de Kinji Fukasaku, que trasformaría al Yakuza romántico y honorable en un ser rudo, criado en los bajos fondos de […]

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  3. Junko Fuji

    […] Koji produjo muchas películas de su hija, incluyendo títulos de directores tan consagrados como Kinji Fukasaku o Norifumi Suzuki, éste último es tío de Junko, con el que también colaboró en numerosas […]

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Responderle a JITSUROKU FICTION: Los violentos años 70 (Parte 2)

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