La película inaugural de esta quinta edición del Festival de cine de Granada-Cines del Sur ha sido la india The Kite, debut en la dirección del director indio nacido en Chicago Prashant Bhargava. Lamentablemente no pudimos estar en la gala inaugural que se celebró el sábado, pero si pudimos disfrutar de esta gran película.

The Kite gira en torno a un acontecimiento, el gran festival de las cometas celebrado en una de tantas ciudades ciudades rurales indias. Para celebrar este acontecimiento Jayesh, un hombre de negocios que dejó la ciudad para trasladarse a la capital y ahora goza de muy buena salud económica, vuelve a la ciudad con su hija. En su tierra natal se reencontrará con su madre, su cuñada, el recuerdo de su difunto hermano y su sobrino, el cual le culpa por la muerte de su padre. Todos estos personajes mostrarán un collage de relaciones y sentimientos, volviendo a el pasado para recordar los buenos, y no tan buenos,  tiempos y mirando al futuro con diferentes perspectivas, todo ello en el ambiente festivo y con las cometas, más bien una cometa es la que canaliza gran parte de las situaciones.

Jayesh apostó por dejar la zona rural y buscar mejor fortuna en la capital. Su hija es una joven urbana criada en una urbe como Nueva Delhi. Ambos muestran la modernidad de la india más pudiente, la actitud cosmopolita y abierta ella, el tesón por el dinero él. Luego tenemos a la madre y la cuñada, que representan las tradiciones de la cultura rural y la vida dura que esta representa. El sobrino es esa juventud criada en las ciudades rurales, juventud que muchas veces tiene poco futuro en su tierra natal debido a las pocas ofertas de formación o empleo, un joven que se gana la vida con trabajillos y se asocia con los críos de la calle, como si fuera uno de ellos a pesar de su edad. A todo esto unimos el pasado común y en ocasiones trágico que los unes a todos y el futuro incierto que aun queda por llegar.

Con estas premisas surgen las verdaderas motivaciones que dentro de un cuadro lleno de cometas, momentos musicales (con un aspecto muy de videoclip aunque sin números coreografiados) y muchos interludios estéticos, pretenden transmitirnos el director. Esa dicotomía entre lo moderno y lo tradicional representada en las diferencias entre la gran ciudad y las zonas mas rurales. A su vez también la diferencia entre las clases pudientes y una gran mayoría de personas relativamente pobres, sin un futuro claro ni laboral ni formativo, cosa que afecta en gran medida a los jóvenes. Muchas son las diferencias, diferencias de pensamiento, de actitud.. pero en el fondo no por ser más rico o por haber dejado un poco de lado las tradiciones se es más feliz, o se comprenden mejor sentimientos como el amor o la familia, todo tiene sus puntos oscuros. Pero con todo esto detrás la película queda un poco floja debido al acercamiento que el director hace de las diferentes temáticas, un acercamiento suave, con una carga de conflicto o dramática escasa para lo que podía haber dado de si la cinta.

La noche del sábado le tocó el turno a una de las grandes esperadas del festival, Haru’s Journey del controvertido director japonés Masahiro Kobayashi. El pase estuvo precedido por una pequeña presentación del propio director, que quiso incidir en el trágico terremoto de Marzo que afecto principalmente la zona de Sendai, destacando la tragedia humana y como muchos de los paisajes que se nos muestran ya no existen e incluso personas que ayudaron a realizar la película ahora están en campos de refugiados o desaparecidas. En esta línea iba también una emotiva carta que el director quiso leer en la presentación y que al menos a mi me hizo reflexionar sobre estos funestos acontecimientos.

En cuanto la película en sí Haru’s Journey narra el viaje de Haru y su abuelo cuando dejan la pequeña aldea pesquera de Hokkaido donde residían para buscar a los familiares del anciano. Haru ha perdido su trabajo y el carácter difícil del abuelo y la incomprensión de esta por verse encerrada sin un futuro claro hacen que tras una discusión emprendan este curioso viaje para que el anciano pueda ser acogido por alguno de sus hermanos y poder así dejar a Haru libre de sus compromisos con él.

Kobayashi nos presenta así un drama familiar donde brilla con luz propia por encima de todos Tatsuya Nakadai interpretando a Tadao, el anciano abuelo de Haru, un viejo testarudo y con mal carácter pero a la vez necesitado de que alguien le ayude constantemente. A pesar de este carácter difícil piensa en el beneficio último de su nieta, pero también ve el hombre en el que se ha convertido y para él es difícil sobrellevar esta carga. Haru, interpretado por Eri Tokunaga, es una joven que ha perdido a su madre, la cual se suicidó tras el divorcio con su padre al que no ha vuelto a ver desde entonces. Haru emprende el viaje soportando el desden de su abuelo, su duro carácter, desde el servilismo que da el deber para con él pero sin comprender realmente su realidad y sus sentimientos, sin un futuro claro para ella misma. El viaje dará a ambos la oportunidad de mostrarse tal cual son, de entender mejor lo difícil del pasado y lo incierto del futuro.

La cinta cuenta una historia llena de sentimiento, pero a la vez de la crítica social que suelen tener todos los films de Kobayashi, esta vez centrada en los valores familiares y sociales del japón tradicional con respecto a los ancianos, que tienen una escasa protección estatal cuando pierden a la familia que los mantiene o esta se despega de ellos. Además la distancia generacional y el distanciamiento entre la mentalidad entre jóvenes y mayores también está presente de manera inherente en todo el desarrollo de la historia. La fotografía es bastante buena, con el añadido de mostrarnos esos paisajes de Sendai que ya nunca serán igual a como salen en la película. En cuanto a las interpretaciones, como ya he dicho antes, destaca sobremanera Tatsuya Nakadai, pero tampoco debemos dejar de nombrar el papel irónico y lleno de fuerza de la hermana de Tadao, interpretado por la veterana Jun Miho. Descoloca quizás, y esto va en contra de lo que muchas veces nos ha mostrado Kobayashi, un uso intensivo de la música, música que a veces sobra, al menos esa es la impresión, en algunas escenas.

Tras la película se realizó un pequeño coloquio sobre la misma, donde Kobayashi respondía a algunas preguntas del público. Durante el mismo el director volvió a lamentarse reiteradamente en torno al terremoto y sobre como su película, a pesar de ser un drama de ficción, había adquirido un cierto tono documental al mostrar lugares que hoy en día están prácticamente destruidos, “es una situación triste que la película tenga ahora este punto de memoria colectiva al mostrar esa zona” respondía así a la pregunta de un espectador. En este coloquio también descubrí un poco el porque de que Tatsuya Nakadai haya trabajado con él, y es que parece que al director le gusta especialmente este actor en sus papeles clásicos. Ante la pregunta de que tres películas japonesas recomendaría el director respondía, no sin dificultad como nos confesaba “Cuentos de Tokyo, kaghemusha y Seppuku, estas dos últimas con Tatsuya Nakadai”. También nos explicaba algo sobre el final, que muchos podrán encontrar como deprimente, pero que realmente está lleno de la comprensión y cierto grado de positivismo. Ya sabéis que no me gusta desvelar mucho de los argumentos y menos los finales así que me guardaré esta reflexión y sacad las vuestras propias.

2 Respuestas

  1. Festivales Asiáticos 2011

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