Publicamos hoy la crónica asiática de nuestra cuarta jornada en el Festival Nits de Cinema Oriental, que al final nos eternizamos -ya les avisé que tardaríamos un tiempo en ir realizando estas publicaciones-. Nuestro día comenzaba a las 12, con una sesión doble que se había transformado en triple debido que se tuvieron que eliminar las “sesiones golfas” de la madrugada por las restricciones sanitarias que se habían impuesto en Cataluña durante esos días. Así, esta primera sesión se compondría del cortometraje FORMAL WARRIORS SUIT RANGERS, la cinta animada ON-GAKU: OUR SOUND y lo último de Yosihiro Nishimura TOKYO DRAGON CHEF 東京ドラゴン飯店.

Seguro que la mayoría de lectores de Asiateca recuerdan el fenómeno One Cut Of the Dead. Excepcional y divertida película de bajo presupuesto sobre unos chavales que quieren rodar una película de zombies, dirigida por Sinichiro Ueda. Precisamente la gracia de este corto es que también está dirigido por Ueda, una pieza de 10 minutos muy divertida, sobre todo para el aficionado al Tokusatsu japonés.

Como en cualquier buena serie de Ultraman aquí se nos presenta el ataque de unos seres monstruosos a la Tierra y un equipo de superhéroes salvadores. Lo atípico es que estos Formal Suit Rangers -héroes de traje formal- están compuestos por un abogado, un agente de seguros, una oficinista, una organizadora de bodas y un comercial, la fauna típica de las oficinas niponas. A partir de aquí se siguen todos los clichés de las series Tokusatsu pero con la gracia de que los superpoderes de cada Ranger están relacionados con su trabajo.

Una pieza cortita, original, muy divertida y loca. Me reí muchísimo. Para muestra les he dejado arriba el tráiler.

La originalidad continua con una de las películas que más ganas tenía de ver en esta edición del festival, la animación On-Gaku: Our Sound del director japones Kenji Iwaisawa y que adapta terriblemente bien el manga homónimo de Hiroyuki Ohashi. Esta es, con el permiso de It’s a Summer Film, mi película favorita de las Nits y es que si entras en su humor y su mensaje, esta es una obra divertida y mucho más profunda de los que cabría esperar.

La cosa comienza con tres gamberros de un instituto cualquiera. Los tres están a vueltas de todo, pasando el día matando el tiempo como buenamente pueden. Llegan a organizar una pelea contra los macarras de un instituto cercano solo por hacer algo, pero como ninguno de los tres sabe donde está y acaban perdidos, vuelven a su sala de la escuela a seguir matando el tiempo. En cierto momento estos tres amigos deciden montar un grupo de rock, a pesar de su total desconocimiento incluso del nombre de los instrumentos, y se lanzan a buscar su ritmo.

Lo primero que sorprende de On-Gaku es su animación, que toma muchos elementos visuales del propio manga original y puede resultar sencilla y burda, pero su animación mediante Rotoscopia -técnica que captura movimientos reales para llevarlos a animación- le da al resultado un acabado muy interesante, con un cierto aire “real“ a pesar de los trazos simples. Además, aparecen ciertos momentos clave de animación muy experimental, sobre todo relacionados con la música, otro de sus pilares centrales. La música es, por razones evidentes, el leit motiv de esta película, sobre todo el rock más experimental, el iniciático, ese sonido con aires de libertad y experimentación que dio origen a todo. Los viejos rockeros estarán conmigo en que esta película es uno de los alegatos más chulos que he visto en muchísimo tiempo sobre la esencia emocional del ROCK, así, en mayúsculas. Incluso la voz del líder de este grupo de gamberros es la del conocido rockero nipon Shintaro Sakamoto -y encima le queda perfecta al personaje-.

Su comedia es muy japonesa, de esas de largos silencios y situaciones fuera de lugar, pero está muy bien medida. Cuando llevas un rato en sucesión de planos esperando la respuesta a una pregunta y casi estás por decir “pero di algo”, justo en ese momento pasa algo, cuando tiene que pasar. Aún así es una comedia en la que hay que entrar para que se disfrute al 100%, en su tempo y en sus situaciones locas.

Pero lo que más me gusta de esta película es su profundo mensaje, que va más allá de ese sentido homenaje en tono de comedia a la esencia de los orígenes del rock. On-Gaku nos habla de que debemos encontrar nuestro propio sonido, nuestro propio ritmo interno. Kenji, el líder de los gamberros, tiene un tempo peculiar, nunca contesta rápido, hace las cosas por impulso y se cansa de ellas con la misma rapidez… nunca parece emocionarse con nada, o más bien demostrar esa emoción, hasta cierto momento del tramo final de la película. Kenji tiene su propio ritmo, su propio sonido, y cuando otros conectan con él, lo entienden y lo comparten, como amigos suyos que son, cuando tu mismo como espectador conectas con él, todo fluye.

Todos tenemos nuestro propio ritmo y los que nos rodean también, conectar con él es lo que hará especial nuestra relación con ellos.

La cinta invitada a esta sesión no fue otra que Tokyo Dragon Chef, la nueva comedia gastronómica musical del incombustible Yosihiro Nishimura. Les seré sincero y reconoceré que no pude ver esta película en esta sesión ya que se nos hacia bastante tarde y terminé yendo a comer. Pude verla no obstante por medios diferentes, sobre todo porque el día anterior habíamos charlado ya con Nishimura sobre ella.

La cosa comienza con un Yakuza que sale de la cárcel y lo recoge su aniki -hermano mayor-. Lo extraño de todo es que este hombre conduce un puesto ambulante de refrescos y le explica que las bandas yakuzas fueron subyugadas por un joven muy peligroso que ha jurado erradicar a los mafiosos de la ciudad, y desde entonces se busca la vida de otra manera. Este hombre le lanza una propuesta, abrir un bar de Ramen para ganarse la vida, el Ramen gusta a todos y hace feliz a quién lo come. La cosa comenzará a complicarse cuando una banda rival abre otro puesto de Ramen justo enfrente suya.

Nos contaba Nishimura que a él le encanta el Ramen y que le apetecía hacer una comedia gastronómica de este tipo, añadiéndole algo de acción y ese aire Yakuza que también le encanta. Esta película se aleja muchísimo a las locuras gore y de maquillajes extremos a las que el director nos tiene acostumbrados, esta es una comedia soft, con un fuerte componente musical y que mezcla un cierto drama yakuza con mucha pasión por la comida y cierta representación locati del mundo Youtuber y influencer. Por otra parte su antagonista principal, que en un primero momento se presenta con mucho estilo, se olvida completamente hasta el tramo final en donde se quiere dar un toque de acción. Bastante desaprovechado ya que lo has presentado muy bien, pero vamos, la esencia de la película va por otros derroteros.

Simpática sin ser excepcional se me hizo algo larga, pero ya les digo que no la vi en el ambiente festivo que suele tener una sala de cine festivalera, así que seguramente en la sesión se disfrutó de una manera más intensa. Está divertida.

Por la tarde nos esperaba una de las cintas coreanas más potentes que veríamos en el festival. BEASTS CLAWING AT STRAWS 지푸라기라도 잡고 싶은 짐승들, conocida en España como Nido de Víboras, narra una compleja historia donde una serie de personajes van detrás de una bolsa de dinero, una serie de “bestias” que afrontarán como puedan todo lo que se les viene encima. Realmente ya hemos hablado largo tendido sobre esta película, ya que ocupó nuestro primer programa de El Kwoon de Media Tarde, donde Mike y yo mismo le dimos un buen repaso. Os dejo el enlace a aquel programa.

La última película de la tarde es el excepcional mediometraje de Albert Ventura BUTTERFLIES 蝴蝶 (HUDIE), cineasta catalán afincado en Taiwán. Ya os comentaba en la pasada crónica del festival que habíamos tenido la suerte de poder charlar largo y tendido con él, conversación que publicaremos dentro de muy poco.

Butterflies nos sitúa en un Taiwán distópico que ha sido anexionada por un gran imperio opresor –guiño guiño, codo codo-, los derechos fundamentales están restringidos y los rebeldes o contrarios al sistema son perseguidos. Aquí vemos como una joven huye hasta un piso franco donde otra joven supuestamente va a ayudarla a cambiar su rostro para poder escapar del país.

Este proyecto nace como un encargo muy general que pretendía afrontar un componente político con respecto a la opresión china y sus reclamaciones sobre Taiwán, más aún después de todas las protestas que se han ido sucediendo en Hong Kong. Albert no se dedica a hacer el típico alegato y deja toda esta situación de fondo para construir una peculiar historia de amor entre estas dos jóvenes, con un interesante componente de ciencia ficción. Esta historia de amor es un grito de esperanza, como algo bello puede florecer en un ambiente hostil como el que nos presenta.

Con un apartado técnico sobresaliente, sobre todo en el trabajo de la imagen y el color, con homenaje a Hou Hsiao-Hsien incluido, destaca principalmente la interpretación de sus dos actrices protagonistas, Yu Pei-Jen cantante y actriz (principalmente para televisión) y Han Ning, una de las jóvenes promesas más interesantes del panorama taiwanes y que ya vimos en la adaptación televisiva de Detention, serie de terror ambientada en la época de la ley marcial en el país y que tenéis en Netflix.

En las proyecciones al aire libre en la Bassa seguimos en Corea para ver la comedia SECRET ZOO 해치지않아, que gira en torno a los intentos de un abogado por rescatar un Zoo que ha comprado un fondo de inversión. Para ello contará con al ayuda de algunos de sus empleados que terminarán haciéndose pasar por animales para reflotar el negocio.

Estamos ante una comedia de corte muy familiar y acabado muy plano. Con plano no quiero decir que sea mala, sino que no contiene casi conflicto ni drama superlativo de ese que se suele ver tan a menudo en el cine coreano, sino que aquí, dentro de la complicada situación propuesta, todo se desarrolla de forma más simpática, con un fuerte mensaje medioambiental y muy familiar.

Destaco sin duda los momentos de comedia de situación con los falsos animales, que son desternillantes, y su mensaje medioambiental, principalmente en su tramo final, pero el resto se me queda un poco más en el limbo. En general bien y divertida, pero creo que si la hubiera visto en un ambiente menos festivalero me habría llamado mucho menos la atención.

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