The Black Canon Incident + Dislocation
Modernidad y ciencia ficción en la quinta generación del cine chino

Seguro que ustedes, que están leyendo estas líneas, han visto una o varias películas de fantasía de la china continental a lo largo de su vida. Estas cintas suelen apelar a cuentos tradicionales y por ende así es como se representan, como alejadas de la realidad y por tanto tolerables a los ojos del gobierno. No ocurre así con respecto a la especulación científica o el cine sobrenatural. Tradicionalmente este tipo de productos, que ponen en el ámbito de la realidad elementos sobrenaturales o especulativos, no han sido muy bien vistos por parte de las autoridades continentales, que los han vetado o censurado hasta hace bien pocos años. Quizás por eso es complicado encontrar exponentes de ciencia ficción china, pero hoy os acerco una curiosidad que seguro llamará la atención de los aficionados.

Cuando Huang Jianxin comenzó sus estudios en la Academia de Cine de Beijing en 1983, hacia ya más de un año que se había graduado esa primera promoción tras la Revolución Cultural que marcaría el comienzo de la denominada “Quinta Generación” del cine chino, destinada a revolucionar y modernizar la técnica y los usos del cine local. Allí estaban Chen Kaige, Zhang Yimou y Tian Zhuangzhuang entre otros. Si nos fijamos en las primeras producciones de estos cineastas: Yellow Earth (Chen Kaige), Red Sorghum (Zhang Yimou) y Horse Thief (Tian Zhuangzhuang), vemos como el cine histórico o etnográfico son algo predominante, cosa que continuaría durante buena parte de estos primeros años. De hecho parece que tendría que llegar la década de 1990, y con ella esa nombrada “Sexta generación”, para bajar a la realidad contemporánea cuasi documental de la china moderna. Pero estoy hablando de forma muy genérica, por supuesto.

Si algo caracteriza la obra inicial de Huang Jianxin es su tremenda modernidad, sus representaciones tecnológicas de una China que se abre al mundo y a una desmedida expansión económica. Eso se ve muy claro en las obras que tratamos hoy, comenzando por su película debut, y obra clave de la producción cinematográfica local de esta década.

黑炮事件The Black Cannon Incident-, nos presenta la kafkiana historia de Zhao Shu-Xin, un ingeniero que trabaja en una mina y que un día lluvioso se acerca a una oficina de correos para enviar un telegrama bastante escueto que lo pondrá en el punto de mira del gobierno ante las sospechas de espionaje. Zhao tiene muy buena relación con el ingeniero alemán Hans, que llega al país para ayudar en el montaje de cierta maquinaria minera, pero las sospechas del partido sobre ese telegrama apartarán a Zhao de su puesto e impondrán un traductor sin experiencia técnica a Hans, lo cual no parecerá la mejor de la ideas.

Lanzada durante la segunda fase de las reformas sociales y económicas de Deng Xiaoping a mediados de la década de 1980, esta cinta satiriza, en un tono no especialmente cómico per sé, el anquilosamiento burocrático y los rápidos cambios que produce la modernización industrial y económica en la china contemporánea. Zhao Shu-Xin es un técnico competente, que habla un fluido alemán técnico y que es capaz de codearse de tú a tú con un ingeniero extranjero, incluso hacerle ver ciertos fallos en sus cálculos y velar por los intereses del país. A su vez la estricta burocracia lo tiene en su punto de mira por un simple telegrama, y parece que se prefiere sospechar de él que intentar abordar el caso de forma directa. En ningún momento se le pregunta por el tema, ni siquiera se el comunica que está bajo un investigación, todo se desarrolla entre conversaciones y reuniones del partido mientras vemos que el tema no parece tener un recorrido más allá de la paranoia auto-alimentada, con un cierto enfrentamiento entre los dirigentes veteranos y los más jóvenes, conservadores frente a aperturistas. El único villano que nos encontramos es el propio sistema, el que genera el incidente del Cañon Negro y el que provoca todos los problemas. En la última escena de la película unos niños colocan ladrillos para crear un efecto mariposa, en clara referencia que un simple hecho sin importancia puede provocar un efecto en cadena realmente imprevisible.

Esta es una de las producciones más conocidas y valoradas de su director, y uno de los grandes papeles de Liu Zifeng, que da vida al ingeniero Zhao y que ganó el Golden Rooster a mejor actor por este papel. Menos conocida e igualmente interesante es su secuela, 错位Dislocation a.k.a. The Stand-In-, que se adentra en los terrenos de la ciencia ficción sin perder la visión de crítica social de su antecesora.

La historia vuelve a centrarse en el ingeniero Zhao Shu-Xin, que ha sido ascendido a director y ostenta un puesto de responsabilidad. Sin embargo, las constantes reuniones y burocracia lo tienen agotado y una noche, tras una pesadilla, decide construir un robot a su imagen y semejanza para enviarlo a estas tediosas reuniones y poder concentrarse en su trabajo técnico. Todo parece ir bien, pero con el tiempo el robot se vuelve más arrogante y comienza a actuar por su cuenta, interfiriendo en la vida personal del ingeniero.

Lo primero que destaca en la cinta es su apartado visual, con elementos estéticos y narrativos influenciados por la ciencia ficción rusa, alemana e incluso estadounidense. Muchos son los elementos de vanguardia: el uso del color, esos largos pasillos llenos de puertas aparentemente inútiles, las estatuas modernistas, la repetición de escenas con pequeños cambios. Su lectura narrativa se me hace más difícil ya que, por desgracia, hoy en día es prácticamente imposible ver la película con subtítulos, y eso elimina todas las sutilezas de las conversaciones, sobre todo entre el robot y su creador.

En términos generales veo como los elementos industriales se sustituyen por la alta tecnología. Su escenario “futurista” muestra el estado del mundo capitalista y no hay rastro de historia tradicional, continuando con el tema de la modernización del país como eje central. En un momento de ensoñación vemos a un viejo maestro confuciano sentado viendo la televisión -un anuncio extranjero- en medio del desierto, una escena de gran simbolismo sobre esto mismo que comento. Por otra parte está la relación de Zhao y su doble robótico, interpretable de formas diversas. Zhao crea un sujeto para que haga lo que no quiere hacer, pero cuando este comienza a tomar sus decisiones, a salirse de su control, amenaza con destruirlo.

Sea como fuere, quería compartir con ustedes este tándem, películas nada ortodoxas dentro de la cinematografía china y que les darán una visión diferente y más amplia de una década que no se ciñe a autores mil veces vistos y nombrados. Recuerden, hay cine, y muy interesante, más allá de lo más conocido.

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