Seguir la trayectoria vital de Tsui Hark es seguir la trayectoria vital del cine hongkonés de las últimas décadas, con la certeza de que sin él sería mejor o peor pero no igual… y es que pocas personas pueden reivindicar una posición como la suya en una cinematografía que visitó y revisitó y que renovó desde la dirección o la producción. Odiado o amado porque quienes trabajaron con él, Tsui Hark es todo menos la indiferencia. Un recorrido como éste por su obra es sobrecogedor… Pensar que fue una de las figuras máximas de la nueva ola hongkonesa (con una de sus obras más importantes, Don’t play with fire / Dangerous encounters of the 1st kind), que revolucionó el cine de artes marciales (Once upon a time in China), el cine de fantasmas (A Chinese ghost story), el wuxia (Swordsman, The blade), el cine de acción (A better tomorrow, Gunmen), el fantástico (Zu), la comedia, en definitiva, nada le fue ajeno, de un modo u otro…

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Inmigrante (vietnamita de nacimiento), Hark empieza trabajando para la televisión, como muchos de los nuevos directores de la nueva ola, y para ella realiza sus primeras incursiones en su género preferido, el wuxia, que también marcará su primera película como director, The butterfly murders, fantasía en un pasado incierto a la búsqueda del poderío chino en la ciencia, en un ejercicio desmitificador de una época de héroes, en el que si volaban era por el uso de complejos mecanismos de cableado o sus poderosos golpes de palma de mano eran debidos al uso de la dinamita. La película fue un fracaso, como lo serían sus dos siguientes obras, We are going to eat you, ejercicio canibalista, y Don’t play with fire / Dangerous encounters of the 1st kind, que sin embargo se convierte en una película clave de aquellos años, en la que Tsui Hark hace aflorar todo su pesimismo basándose en el hecho real de unos críos que ponen una bomba en un cine… La censura no es de su misma opinión y Hark se ve obligado a cortar aquí y allá, con un sentido práctico que ya no le abandonará, convirtiendo a esos jóvenes anarquistas en las víctimas de una banda de traficantes… La película aún así no deja de ser de una violencia y una negrura externa… Y tras esa catarsis, y visto que por esos caminos no se puede uno ganar la vida demasiado bien, Hark abandona sus años rebeldes. Cinema City le espera con los brazos abiertos.

Productora de Karl Maka y Dean Shek, seguramente dos de los cómicos más extremos del cine de la época, Cinema City vive sus años de oro, imponiéndose en el panorama local. Para ella Hark realiza una comedia de situación que vendrá a cambiar las comedias de la época (y comenzando su carrera de renovador de géneros), siendo un éxito absoluto en esa taquilla que hasta ahora le había despreciado olimpicamente: All the wrong clues for the right solution, lo cual le permite primero seguir dando tumbos por ahí, como actor en la serie de películas más popular de la época, variación cantonesa de de James Bond, Aces go places (de la que dirige la tercera entrega) y segundo acometer su proyecto más ambicioso, bajo la Golden Harvest: Zu, warriors from the magic mountain. Cójase el amado wuxia, incídase en su lado más fantástico, usense efectos especiales occidentales (y apréndase todo de ellos para no tener que volver a recurrir a nadie de fuera) y tendremos así esta película mítica, para bien o para mal, particular contestación a Star wars (como años más tarde Legend of Zu lo será al regreso de esa misma saga), monumento fílmico desbordante y desbordado con el que Hark se impone como cineasta particular y rotundo, naciendo la Film Workshop, su productora. Libre, era la hora de extender su tiranía por el mundo hongkonés.

La primera película será Shanghai blues, inicial aproximación a una mezcla de comedia, nostalgia de un Shanghai y nacionalismo chino (algo superior a él, al que volverá una y otra vez), que encontrará su perfección en Peking opera blues, con una radiante Brigitte Lin, a partir de ese momento actriz/actor preferido y comienzo de su época más brillante, en la que todo lo que tocaba acababa en batalla campal en el rodaje, con varios directores “muertos”, éxito rotundo en taquilla y entrada en los libros de historia del cine.

Primer encuentro con John Woo, cineasta que ahora se nos presenta con las ideas muy claras (o realmente no, viendo su época americana), pero que por aquellos tiempos era un poco chico para todo, y lo mismo le daba una cosa u otra. Bajo el manto protector del tocón Hark (es difícil pensar que este hombre puede estar tras la producción de algo y que la película no sea en buena medida suya), Woo realiza una película faro, A better tomorrow, principio del heroic bloodshed y reinvención de todo lo visto, empezando por el cine de Chang Cheh, a la vez que crea un actor, Chow Yun-Fat, hasta le época tan díscolo como él, picoteando aquí y allá. La pareja de oro (Hark-Woo), se volverá a encontrar en la segunda entrega de la saga, en The killer (hito) y en Just heroes, y como toda relación tempestuosa, acabarán lanzándose los trastos a la cabeza y Hark intentando demostrar que no necesita a Woo para nada (eso es A better tomorrow III… pero como suele ocurrir, más bien la prueba parecía la constatación de lo contrario… demostrarlo lo demostraría, pero unos años más adelante…). Entre medias, en esos años de plomo del cine de acción, Hark discutiría con Johnnie To (esa magnífica The big heat, que pese a tener tres directores nadie reivindica… remontada totalmente bajo las indicaciones de nuestro manostijeras preferido), o con Kirk Wong (Gunmen, otra peso pesado, extraordinaria). Y para no aburrirse entre tanta monotonía, ¿qué mejor que renovar el cine de fantasmas?

A Chinese ghost story supone entre otras cosas el encuentro con el único director que le soporta (queremos decir, que le comprende): Ching Siu Tung (que posiblemente por ello es aficionado a partir cosas en dos en sus películas y coreografías… caballos, personas,… una manera como otra cualquiera de descargar la tensión), coreógrafo excepcional que se apresta a plasmar las ideas del genio inquieto del vietnamita, que aquí decide reinventar media China, entre vaporosidades y cables. La saga se prolonga en los años (algo también habitual en este hombre) y de nuevo encuentra un lugar de privilegio en los manuales de cine, tomando todos tan buena nota que incluso tendrá su versión erótica y otra a cargo del propio Hark en Green snake, con una Maggie Cheung como nunca habíamos visto…

Pero Hark no olvida. Si Woo pretende apropiarse de la memoria de Chang Cheh, él tiene que reivindicar al otro grande del cine hongkonés clásico: King Hu. Rescatado del lugar al que había huido escapando de la Shaw (Taiwán), Hu vuelve para encontrarse con un personaje que haría sonrojar a los malditos hermanos, y le dura nada, un asalto. Swordsman, renovación del wuxia, cuenta según algunas fuentes con seis directores, en lo que es su obra prodigio de su labor de productor. Al final, Ching Siu Tung pone un poco de orden en todo ese caos, y la obra es de nuevo otro ejercicio magnífico nacido del caos, con el que Hark demuestra que el cine hongkonés es él en su integridad. En su integridad… bueno, hay algo que realmente no ha tocado y sin embargo es la base de toda una cinematografía cantonesa: el cine de artes marciales. Pero… llega Once upon a time in China.

Once upon a time in China representa su particular revisión del mito de Wong Fei-Hung. Para ello no duda primero en cogerse a Jet Li y cablearlo en unas coreografías excelentes, además de cambiarle un poco la vida y montarle un escenario en el que su nacionalismo chino y los demonios extranjeros aportan todo su colorido. La serie mítica de películas convulsionará el panorama marchito del kung fu y por si le faltaba algo en el género, aún produce y escribe Iron monkey.

Estamos en la época dorada de nuestro hombre. Películas como Dragon Inn (de nuevo King Hu, pero sin King Hu, que ya no debía tener ganas de broma), The blade (el wuxia definitivo), The lovers, The chinese feast, Black mask (dirección de Daniel Lee) acrecientan el mito, mientras que siguen sus combates particulares de boxeo (King of chess, con Yim Ho, otra víctima…). Hasta que llega el año fatídico, el 97, y su época de la que ni hablaremos, porque después de todo volvió, escarmentado, y se lo perdonamos, miramos hacia otro lado, tres años y ya está… ahí tenemos Time and tide, esta vez si, obra rotunda del cine de acción, con la que entra de nuevo de una patada en la puerta en el cine de la ex-colonia.

Pero ya nada será igual, y la inspiración se le resiste. Atrás quedaron los años de rey Midas, y ahora todo lo que toca se convierte en no se sabe muy bien qué… Revisitaciones (Legend of Zu, Black mask 2), rarezas (Master Q 2001), wuxias sin final (Seven swords), intentos de renovación sonrojantes (el cine de vampiros en Era of vampires, de luchas en Xanda), hasta llegar a su último trabajo, de prologista de otros dos grandes, Ringo Lam y Johnnie To, en Triangle, obra en la que no puede dejar nada más que su nombre.

Como persona que ha marcado todas las estaciones del cine hongkonés contemporáneo, su vida está íntimamente ligada a los estados de este cine, y quizás la deriva última, la falta de inspiración, no es más que la mediocridad de las últimas producciones, en las que falta el genio, a menudo desbordante, a menudo perverso, de un animal cinematográfico como fue él, hambriento, insaciable, único.

 

5 Respuestas

  1. emisucio

    Indudablemente uno de los grandes,
    me gusto mucho su papel en Royal Warriors ya que es un actor que te desajusta por que no sabes por donde te va a a salir.
    Su interpretacion en ZU es sencillamente espectacular siempre es un placer poner una peli y econtrarte con su cara!!

    salu2

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  2. Foto del avatar
    Alikuekano

    Y su papel como actor en infimo, nimio, comparado con su gigantesca aportación a la renovación de toda una cinematografía como es la Hongkonesa.

    Sin él, ¿Hubieramos visto algo parecido a Una Historia China de Fantasmas, Zu, A Better Tomorrow o la increible The Blade? Seguramente no.

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  3. Wuxia Pian

    […] todos, sería el director/productor Tsui Hark el que encabeza el resurgimiento del Wuxia en todas sus formas. Su cinta “The Butterfly […]

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  4. Mou Tun Fei

    […] Kong era su peculiar estilo. Mou fue una especie de precursor, más oscuro y áspero, del cine de Tsui Hark, incluso en su aspecto físico podían haber pasado por […]

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