Quizás a estas alturas de siglo generalizar empieza a ser cada vez más contraproducente y vacuo, ya que a poco que cualquiera profundice en una cinematográfica se da cuenta que los clichés a los que estamos acostumbrados se tambalean o directamente se derrumban. No todo el cine de la India son exuberantes musicales llenos de glamour y romanticismo, lo mismo que no todo el cine de la India está grabado en hindi y se realiza en Mumbay. En esta línea si que hay que decir que tradicionalmente el terror que se produce en el país, aunque con una relativamente larga tradición, siempre ha pecado de ingenuo, de simple, de mezclarse con otros géneros y no estar realizado como tradicionalmente lo entendemos en occidente, si bien a veces podemos encontramos con grandes ejemplos de fantaterror local y creo que Tumbbad es uno de ellos.

Tumbbad comienza con una leyenda, una leyenda que narra un padre a su hijo y donde se cuenta como la Diosa de la Prosperidad concibió a todos sus hijos, siendo el primogénito Hastar. Este era el favorito de su madre, pero la codicia lo consumía y cuando esta le ofrece poseer todo el oro o toda la comida, Hastar se decanta por lo primero e intenta conseguir lo segundo luchando con sus hermanos dioses. Estos se reunen para acabar con él, pero la diosa pidie clemencia y acaba encerrado y olvidado en el vientre de su madre.

La historia nos traslada al pueblo de Tumbbad en la década de 1920, donde veremos a la sirvienta de un rico déspota y a sus hijos, bastardos del terrateniente. La película seguirá la vida de uno de estos hijos y su relación con un mítico tesoro oculto en la hacienda del viejo déspota, que se supone la fuente de su riqueza. Una vez adulto el joven volverá a reclamar su propiedad y curiosamente su suerte en la vida cambiará, y con ella también su posición social y carácter, hasta que la edad le haga pensar en su hijo para que tome su relevo.

La codicia es lo único cierto y real en esta historia donde cada personaje sublima la oscuridad de su alama ante la previsión de riquezas, al igual que sucede con el propio Hastar. Es especialmente interesante su ambientación histórica, en tiempos de la disolución del Raj Británico y la liberación de la India, lo que nos deja atisbos de una realidad que se combina con el oscuro cuento de hadas que vemos en pantalla, ya que la historia es una mezcla de fantaterror y cine de aventuras con un toque siniestro, dejándonos una fotografía oscura y opresiva, una fuerte estética e imaginario visual y una banda sonora que personalmente me fascina. Todo se desarrolla con muy pocos diálogos y eternas tormentas, entre tonos grises y pasillos oscuros solo iluminados por el reflejo de la luz de una antorcha o candil en las monedas de oro.

La idea de realizar esta cinta viene de muy lejos. Rahi Anil Barve, su director y guionista principal, escribió el primer borrador de la historia en 1997 cuando tenía tan solo 18 años. Siendo un adolescente, un compañero de clase le contó un cuento aterrador durante un viaje y este se le quedo grabado, poco después descubriría que esta historia provenía de la novela Tumbadche Khot del escritor marathi Shripad Narayan Pendse. En 2008 el joven encontró financiación y el proyecto se puso en marcha con el protagonismo del conocido actor Nawazuddin Siddiqui, pero la retirada del productor principal dio al traste con el desarrollo y no se retomaría hasta 2012, ya con la incorporación del actor Sohum Shah -que se cuaja un papel estupendo- y el joven director creativo Anand Gandhi.

La película tuvo un tiempo de grabación intermitente de varios meses entre 2012 y 2015, rodándose en diferentes sets y localizaciones, entre ellas la autentica aldea de Tumbbad en el estado de Maharashtra. A esto hay que sumar casi dos años y medio de pos-producción hasta su lanzamiento en 2018. Una pequeña odisea que sin duda mereció la pena.

La magia de Tumbbad es que es capaz de ganarte con su simple fuerza visual, con sus personajes despreciables y con el horror del comportamiento humano, más allá de otras consideraciones. Se desarrolla sin ningún ánimo de ofrecerte más explicaciones de las necesarias y eso hace que deje un interesante poso tras su visionado que, al menos en mi caso, aún perdura.

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