El Cryptshow llega este año a su decimocuarta edición, contra viento y marea, reinventándose a una versión digital debido a la crisis sanitaria que nos azota en estos tiempos inciertos. El Cryptshow, como buena cinta de terror, no puede sucumbir ante una oleada zombie, ante un ataque alienígena, ante un virus enmascarado con motosierra, porque el Cryptshow es una oda al género, puro amor al fantástico en general, y al terror en particular. Estamos hablando del festival que abrió su decimoprimera edición proyectando Tetsuo: The Iron Man de Shinya Tsukamoto con música en directo que reinterpretaba la banda sonora de Chu Ishikawa… si eso no es para tenerles respeto, demonios, no se que habrá que hacer…

El festival se estructura principalmente en un certamen de cortometrajes de género con el premio “Serra Circular” como gran galardón, tanto en su modalidad de jurado como de público. Alrededor de este certamen se realizan multitud de actividades paralelas, presentaciones de libros, mesas redondas y mucho más. Además, desde hace unos años y coordinada por, entre otros, el buen amigo Mike Martinez, el cine asiático tiene reservada una sesión doble especial que suele ser puro disfrute y delirio pop. Diversión asegurada.

Esta edición se han recopilado 47 cortometrajes estructurados en 7 sesiones que pueden verse aun, hasta el 31 de Julio, a través de la plataforma Festhome. Entre ellos un par de producción asiática y uno que lo es de corazón. Os comentaremos un poco nuestras impresiones de todo ello.

La doble sesión asiática de este año comenzaba con uno de los crossover más locos del momento, Bunshinsaba vs Sadako 2: El retorno del mal, del chino River Huang. El mismo director había dirigido el año anterior Bunshinsaba vs Sadako, que usaba en terror mezclándolo con una especie de drama con tintes sociales sobre el acoso escolar, pero esta, cuyo título original no incluye el “2”, no es una secuela sino un reboot del concepto terrorífico, orientándolo hacia la comedia fantástica.

Para despistados, Sadako es el mítico fantasma japonés protagonista de The Ring, novela de Koji Suzuki llevada al cine de manera muy exitosa por Hideo Nakata en 1998 y que ha sufrido numerosas adaptaciones y reinterpretaciones. Por su parte Bunshinsaba es un fantasma de origen coreano que vio la luz en la película del mismo nombre de 2004, dirigida por Ahn Byeong-ki. El mismo director reinterpretó al personaje en China en una película de terror de 2012, también bajo el mismo título.

La cosa comienza con una protagonista, una joven traumatizada por unos acontecimientos pasados que parecen tener que ver con una sesión de güija invocando a Bunshinsaba, cuyas imágenes podrían hacernos pensar en una conexión con la anterior película pero que ni siquiera aparecen en aquella, y sus tres amigas, que para pasar el rato y combatir el aburrimiento deciden experimentar con la susodicha güija. Tras el aparente fracaso, ¿Por qué no ver el vídeo mortal que ronda por Internet?. Los fantasmas no tardarán en aparecer, y ya desde un primero momento nos daremos cuenta que Sadako va a lo suyo, a cargarse a todo el que ve, o incluso intuye, el vídeo maldito, mientras que Bunshinsaba tiene sus propias motivaciones.

La cosa en un primer momento gira hacia el terror adolescente, del que abusa del jump scare que tanto odio y repugnancia me genera, pero con las apariciones fantasmagóricas los efectos especiales, bastante bien resueltos en general todo sea dicho, van dejando paso a tintes de acción y la aparición de una pareja de exorcistas introduce los elementos cómicos. Todo se va mezclando y aderezando con unos giros de guión loquísimos. Es imposible no divertirse con esto, sobre todo en una ambiente propicio para ellos. Y atentos a un final, que es casi una parodia de si mismo, haciendo algunas referencias solo para conocedores del fantástico chino bastante desternillantes.

La segunda producción de esta sesión doble cambia de tercio hacia la comedia de acción, más acción que comedia, adaptando uno de esos relatos míticos del la acción china. En la tradición del Wuxia las novelas de Buddha’s Palm de Gu Long son muy conocidas y populares, habiéndose adaptado al cine en numerosas ocasiones. De hecho, la serie de películas de 1964 dirigidas en Hong Kong por Ling Yun están consideradas como los mejores exponentes de cine cantonés de la historia.

Buddha Palm Technique nos traslada a la época actual, donde un luchador malvado ha robado la técnica de la Palma de Buda para su propio beneficio. El uso de la máscara del mal lo está debilitando y busca a un joven que posea de forma innata el poder heredado de la milenaria técnica para poder servirse de él.

Típico viaje del guerrero hacia el autoconocimiento, hacia un objetivo en la vida más allá de él mismo, la cinta tiene un ritmo que no decae en ningún momento, ni en las partes de acción ni en los momentos más narrativos. Los personajes están bien adaptados, el fantástico bien aprovechado y las referencias son abundantes e interesantes -incluso aparece una escena de la película de 1964 que comentaba anteriormente-. Las coreografías, de wire work y efectos especiales, están realmente resultonas y solo en algunos momentos los efectos especiales cantan demasiado.

En la charla sobre cine chino que se pudo seguir en Youtube, y de la que os dejaré el enlace al final del artículo, se comentaba un poco el tema del nuevo cine chino y las plataformas de streaming. Actualmente China produce una cantidad de películas tremenda, la mayoría de ellas sin intención de exportación, se estrenan, a vece solo en algunas regiones del país, se pasan a plataformas y se desechan, a por la siguiente. Muchas veces se estrenan directamente en plataformas y listo. La cosa es que estos productos de producción rápida y estreno online son una pura lotería en cuanto a calidad, y muchos de ellos no pasan de la serie B más desastrosas, pero en los últimos años su nivel ha ido en aumento, los efectos se cuidan más y se está notando una evolución en este tipo de contenido.

En el apartado de cortometrajes hay que destacar 3 de ellos, dos asiáticos en producción y otro asiático de corazón. Este último es Mi Nombre es Koji, un entrañable y divertido cortometraje de David Muñoz que no comentaré yo, sino que replicaré unas declaraciones de el mismo:

Desde muy pequeño me fascinó descubrir que en Tarragona había una estatua gigante de Mazinger Z, totalmente abandonada en una urbanización en el monte y que nadie sabía el porqué. Empecé a fantasear sobre la idea de hacer un cortometraje sobre algo tan desubicado como un robot gigante japonés en medio de un pueblecito en el monte. ¿Que pasaría si un personaje quijotesco interactuara con él? ¿Era posible hacer algo en la línea de Marcelino Pan y Vino, pero con Mazinger Z? Quería hacer algo como el primer episodio de Mazinger Z, pero volviéndolo totalmente patrio.

Los años pasaron y me fui enterando de que el robot lo construyó un promotor inmobiliario en los 70 como reclamo y acabó olvidado, que era la estatua más grande de Mazinger Z del mundo y que éramos la envidia de los fans japoneses, que muchos de ellos cuando están en España van a fotografiarse allí y lo más sorprendente, tal como ocurría con el protagonista del guión, que recientemente una asociación española de fans lo estaba restaurando para que no cayera en el olvido. (Cinestesia)

De los dos cortometrajes asiáticos, ambos coreanos, Closed narra la historia de una chicas que están encerradas en un sótano sin poder salir. La gracia aquí es la tensión de qué estará pasando fuera, que no se termina de concretar en ningún momento, y las reacciones de los diferentes personajes a la llegada de un forastero. Nada original, ni en su desarrollo ni en su guión, pero bastante bien resuelto.

El segundo cortometraje es The Hunter, donde vemos a una pareja, uno de ellos el “cazador”, que venden carne para la exportación a un carnicero local. Pronto nos daremos cuenta de que tipo de animales cazan y por qué, introduciendo, como podría ser de esperar, un fuerte componente social en torno a las ideologías extremistas, con imágenes de archivo en su tramo de cierre.

Recordad, de nuevo, que podéis disfrutar de estos cortometrajes hasta el 31 de Julio. Además os dejo el enlace a dos interesantes charlas de las que se realizaron online, una es la presentación del libro “Japan Extreme: Las películas más bizarras, extrañas y delirantes del cine japonés” de Felipe Múgica, la otra la ya comentada en torno al cine chino y el Festival Nits de Cinema Oriental de Vic.

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