Cada dos años CineAsia se reencuentra con el papel en forma de un “Anuario” que recoge lo más significativo de la cinematografía asiática. En esta publicación, que este año llega a su tercera entrega, podréis encontrar artículos y reseñas del cine que se ha podido ver las diferentes cinematografías del continente, además de una sección dedicada a España y mucho más -bandas sonoras, libros especializados, etc-. Desde sus comienzos tenemos la suerte y el privilegio de aportar nuestro granito de arena a esta obra, principalmente con alguna reseña y, sobre todo, con las entrevistas que siempre hacemos durante el Sitges Film Festival junto a CineAsia, que son un gustazo y que os vamos acercando periódicamente.

Hace dos años pudimos conocer al director coreano Jung Byung-gil, que presentaba en el festival su excepcional The Villainess, una cinta de acción que, en cierto modo, rompía los moldes de este tipo de productos en Corea del Sur a la hora de grabar acción, con una maravillosa escena de inicio en primera persona y unos movimientos de cámara y efecto visuales realmente impresionantes. Os acerco hoy aquella entrevista, que encontraréis en el Anuario CineAsia junto a un magnífico artículo dedicado al cine de acción coreano, y os insto a que si os gusta el cine asiático os hagáis con una copia si aún no la tenéis.

¿Como se siente alguien que recibe una ovación de 4 minutos es Cannes -por La Villana- y luego no recibe ningún premio?

Estaba fuera de competición por lo tanto tampoco podía tener premio (jajaja). Para mí ese aplauso fue muy sorprendente, incluso extraño.

Hace 14 años decide entrar en el mundo del cine y se inscribe en una escuela de stunts, aunque sabemos que de pequeño quería ser pintor. ¿Cómo pasa de adentrarse en el mundo de los especialistas de acción a querer ser director de cine?

Nunca he sido realmente un stunt, tengo el diploma de la Seoul Action School pero de un curso introductorio de tan solo 6 meses. A decir verdad, nunca ingresé en esta escuela con la intención de ser doble de acción, solo pensaba en que este tipo de formación me ayudaría a la hora de visualizar y dirigir ese tipo de escenas. En esos años era muy joven y barajaba muchas opciones para mi carrera, una de ellas era ser actor, eso también me llevó a la academia.

Sin embargo, su paso por la Seoul Action School le hace darse cuenta de lo dura que es la vida de estos especialistas y decide hacer un documental, Action Boys. ¿Cómo surge este proyecto?

Cuando rodé Action Boys tenía unos 28 años, con lo cual se estrenó cuando llegué a los 29. En Corea hay una especie de barrera antes y después de los 30 años. Parece que antes de los 30 hay que decidir qué se quiere ser en la vida y por eso mucha gente trabaja en profesiones que no les interesan. En esos momentos yo mismo estaba pensando qué rumbo quería fijar y en la academia conocí a muchos stunts que abandonaron su sueño. Action Boys no trata solo sobre especialistas de acción, sino también sobre seguir o no un sueño.

Sobre esas cinco personas a las que sigue en donde unas triunfan, otras sobreviven, otras fracasan…

Exactamente, lo has descrito muy bien.

Sabemos que le gusta mucho Stephen Chow y el cine de acción de Hong Kong, ¿Siempre ha querido hacer cine de acción? ¿Cuáles son sus referentes?

El cine de Stephen Chow es más bien comedia. Me gusta porque me divierte mucho y me levantaba el ánimo en una época bastante dura de mi vida. En lo referente a cine de acción una de mis películas favoritas es Terminator 2.

Tanto en La villana como en Confessions of Murder abre con una escena de acción impactante y espectacular. ¿Es ya una especie de marca de la casa?

Creo que los primeros 5 minutos de una película son importantes porque son, por así decirlo, la marca de la misma: presentan el tipo de cine que vas a mostrar al público. Dotar estos minutos de una gran espectacularidad atrapa la atención y luego el espectador sigue ese ritmo, por esto esos primeros instantes para mí son muy importantes. Hasta ahora esta técnica ha funcionado bien y por eso me suelen hacer mucho esta misma pregunta. Tanto en La Villana como en Confessions of Murder hay tres grandes escenas de acción, pero no es realmente algo que he buscado a propósito. Como ya todo el mundo espera esta estructura inicial quizás en la siguiente película pruebe otra cosa distinta, algo diferente.

Vemos que gusta del uso del flashback como un recurso narrativo…

A decir verdad, el flashback es una técnica que no me gusta mucho y de la que no hay que abusar. Lo que uso en La Villana no lo considero flashback, es más bien lenguaje narrativo usando el montaje y la edición, variando entre diferentes momentos del presente y del pasado, pero no es exactamente flashback.

Nos gustaría hablar un poco de cómo coreografía la acción y su trabajo con Heo Sun-mi y Park Jung-hun, tanto a nivel de edición como de fotografía. Hay varios momentos que nos han sorprendido mucho: cómo termina la escena de acción de apertura de la película pasando de la primera a la tercera persona, y cómo rueda la escena de la persecución en moto, rodada como un aparente plano secuencia excepcionalmente realizado.

Si recordáis Action Boys, su protagonista es el director de artes marciales de La villana. Ambos nos conocemos desde hace mucho y somos amigos, además conozco la vida del actor de acción por tanto el trabajo con él fue muy fácil. Con respecto a las escenas que comentas en la primera de ellas lo importante era el momento en que cambia el punto de vista de la cámara. Si la escena estuviera rodada en tomas separadas sería muy fácil, pasar de una a otra, pero al estar rodada en un plano secuencia la cosa se complica. El momento del espejo era ideal, dejar la cámara dentro y aprovechar para cambiar de punto de vista.

La persecución de motos es la escena que más me gusta de la película. La preparación fue muy complicada ya que en el resto de las escenas de acción todos sabíamos qué teníamos que hacer, teníamos claro cómo rodar y grabar, pero en esta persecución no teníamos claro qué hacer para conseguir el resultado que queríamos, incluso los cámaras a veces decían que esos planos parecían imposibles de rodar. Pero tenia una idea y quería llevarla a cabo, así que lo intentamos hasta el final y el resultado es bastante satisfactorio.

¿Cuánto de efectos especiales CGI hay en la película?

En la escena de la persecución en moto, por ejemplo, no hay nada, solo se usó CGI para borrar algunas cosas, cableado y sujeciones de seguridad, pero yo quería hacer que fuera lo más real posible. Si hiciéramos esta escena delante de una pantalla azul, de un croma, no hubiera tenido el mismo resultado. Sobre todo, busco el realismo, por eso intento no usar CGI.

¿Cómo eligió a las dos actrices protagonistas? Somos fans de Kim Ok-vin desde que la vimos en Thirst, y sabemos que la Seoul Action School estuvo involucrada en las coreografías de The City of Violence, donde aparecía Kim Seo-hyung.

A Kim Ok-vin la elegí porque ella tiene la cara de La villana, su imagen es muy adecuada para lo que estaba buscando, pero no teníamos relación anterior. Con respecto a Kim Seo-hyung, un par de años antes de hacer esta película fui un día a hacer senderismo y ella vino con unos amigos comunes, allí la conocí, pero tampoco teníamos mucho contacto. Cuando terminé el guion de la película se lo envié, ella se sorprendió, pero le gustó mucho.

Es un director que además escribe sus propios guiones, ¿qué proceso sigue o le gusta más a la hora de preparar una película?

La parte que más me gusta es la preparación antes del rodaje. Una vez tienes el guion terminado y el casting hecho, tienes una gran labor de preparación, ahí es donde se termina un 80 o 90 por ciento de la realización. Durante el rodaje puede haber cambios y cosas imprevistas, pero la clave es la preparación.

Es un director al que le gusta ir a contracorriente, no seguir las normas establecidas. ¿Quizás por eso ha dado el protagonismo principal a dos mujeres?

Has acertado en todo (jajaja). Desde pequeño, si me obligaban ha hacer algo no quería hacerlo, sin embargo, si me decían que no podía o era imposible entonces quería hacerlo. Siempre fui muy mal estudiante porque todo el mundo me decía que tenía que estudiar, y yo no quería. Con el cine de acción femenino pasa algo parecido, quizás por eso quise hacer La villana, porque todos me decían que no debía hacerla, esto me sonaba a desafío, a un “ahora o nunca”. Y la hice.

Por Gloria Fernández (CineAsia) y Jorge Endrino (Asiateca).

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