Seguimos con la segunda entrega de nuestro repaso asiático a la presente edición del Sitges Film Festival, que finalizó hace tan solo unos días. Hoy os acerco mis impresiones de tres películas, entre las que se incluyen la gran sorpresa del festival y la mejor película de acción marcial de los últimos años. Buen material, hacedme caso.

La comedia japonesa One Cut of the Dead es un fenómeno en su país natal, y uno de esos extraños casos en que una producción independiente termina convirtiéndose en esa película que todos hablan, en ese taquillazo que nadie esperaba. Para que os hagáis una idea, la película tuvo un coste de unos 27.000 dolares, con actores seleccionados a través del centro de interpretación Enbu Seminar, que también ejerce de productora de la misma, básicamente jóvenes actores noveles en su mayoría. Actualmente la película, hablo de memoria, lleva recaudados más de 20 millones de dolares, tiene un 100% de opiniones positivas de la crítica en la conocida web RottenTomatoes y ha ganado numerosos premios del público en diversos festivales.

Esta producción parte de una base simple, durante la grabación de una película de zombies aparecen zombies reales, y punto. Esto es todo lo que deberíais saber antes de verla y eso es todo lo que os diré, porque la gracia de esta cinta es descubrirla, vivir la experiencia completa sin saber nada de cambios de ritmo, giros de guión, si es que los hay, o lo que sea que se suele decir en estos casos. Realmente One Cut of the Dead es un ejercicio de meta cine sobresaliente, una oda al proceso creativo realizado con 4 duros y muchísimo amor por este trabajo. A muchos desconcertará su comienzo, un espectacular plano secuencia de 37 minutos que puede sorprender a mas de uno -incluso para mal-, pero a esta película hay que darle tiempo, dejarla discurrir para que las cosas vayan tomando forma y despliegue todo su potencial… incluso hay que ver los títulos de crédito completos.

Tuvimos la suerte de poder charlar con 7 de los actores que aparecen en la cinta, que vinieron al festival, aunque no pudiéramos contar con la presencia de su director y guionista Shinichiro Ueda. Fue todo un placer ya que se nota como viven en primera persona el éxito de su película, con toda la ilusión del mundo. Estoy seguro que si hubiera optado al premio del público se lo hubiera llevado de calle, ya que ha recibido la mayor ovación que he visto es este festival, casi 10 minutos estuvimos aplaudiendo en la Tramuntana durante su primer pase, increíble.

Allá por la década de 1980 el músico Haruo Chikada compuso un disco llamado The Legend of the Stardust Brothers pensando en él como la banda sonora de una película, en donde las canciones narraban una historia. Poco después Makoto Tezuka, hijo del mítico Osamu Tezuka, por aquel entonces un joven universitario que tenía en su haber algunos cortos experimentales, sería el encargado de llevar a la gran pantalla la película del mismo nombre, ahora recuperada por Third Window y proyectada por primera vez fuera de Japón. Una película de culto instantánea.

The Legend of the Stardust Brothers narra los devenires de dos cantantes rivales, con estilos muy diferentes, que terminan convirtiéndose en los Stardust Brothers del título por medio de un productor musical, sufriendo los problemas de la fama. Estamos ante la típica historia de ascensión y decadencia, con un final bastante sorprendente.

Esta cinta condensa buena parte de la cultura pop japonesa de la época de una forma muy divertida, permitiéndose mezclar un aspecto de gran vídeo musical con momentos dignos de una película de animación -atención al “malo” de la parte final y a una delirante persecución con traje de novia convertido en bola rodante-, incluyendo destellos de animación stopmotion, animación tradicional y fantasía. Me resultó muy curioso como la película evoluciona durante los números musicales más que al revés. Cada canción, y a veces se hilan 2 y 3 seguidas, desarrolla la historia, siendo las partes de diálogos las que detienen por un momento este vertiginoso viaje. Todo en esta película grita “culto”, con ese estilo tan del japón de los 80 en casi todos sus aspectos.

Hace ya años en el festival de Sitges pudimos ver una película indonesia de acción llamada Merantau que nos dejó bastante sorprendidos debido a su alto nivel de acción y violencia. El cine indonesio de artes marciales y tiroteos estaba dándose a conocer, y algo más tarde su director, Gareth Evans, y parte de su elenco, principalmente Iko Uwais y Yayan Ruhian, participarían en la aclamada The Raid, que confirmaría esta tendencia. Desde entonces, cada poco tiempo, hemos tenido una película de acción indonesia que intentaba superar el nivel de violencia, gore y coreografías de sus predecesoras, y uno de los directores que en los últimos tiempos nos ha ofrecido ejercicios más redondos en este tipo de productos es, sin duda, Timo Tjahjanto, la mitad de los Mo Brothers, conocidos por sus incursiones en el cine de terror. Timo ya nos realizó la magnífica Headshot, y aquí se desmelena de una forma brutal.

Night Comes for Us narra la historia de Ito, un sicario perteneciente a los Six Seas, el grupo de asesinos de élite de la mafia de la droga. Durante una matanza dirá basta y rescatará a una niña aun a sabiendas que ha traicionado a mucha gente que querrá darle caza. En el otro lado está Adrian, compañero de Ito desde hace muchos años, y que se debatirá entre ayudar a su amigo o seguir escalando peldaños en la mafia.

Solo nombrar a Iko Uwais (Adrian) ya es garantía de acción a raudales, pero aquí el protagonismo no recae en él, que realiza -sorprendentemente- un papel negativo, sino en Joe Taslim (Ito), que lleva buena parte del peso del peso de la película. Pero por aquí también tendremos a Julie Estelle, protagonizando una pelea de gatas que incluso supera a las coreografías de los chicos. Esta película no da descanso, no deja mucho margen para el respiro. Cuando se desata no se detiene, salvo en contados momentos, al contrario que lo que se mostró en Headshot, que intentaba desarrollar algo más la parte dramática del asunto.

Timo Tjahjanto sabe rodar la acción como nadie, para mi muchísimo mejor que Gareth Evans y otros tantos. El director es capaz de comenzar varias peleas de forma simultanea e ir pasando de unas a otras de forma natural y entretenida, llegando a unirlas en un mismo punto para su desenlace. Los tiroteos son brutales y pasan a luchas de machete y apuñalamiento de una forma certera y magistral. Los combates son orgánicos, uno cae al suelo y para zafarse de su contrincante acaba cogiendo un machete que el esbirro anterior, ya muerto por supuesto, había dejado caer, todo fluye en una oda a la violencia más descarnada. Además, en ese afán de superación, Timo no se corta en mutilaciones, cuerpos desmembrados y llevar las coreografías al extremo -atentos a las dos chicas luchando entre cadáveres mutilados de una explosión, pura locura-. A esto se une una banda sonora magnifica, que acompaña a la acción en todo momento, y unas tomas de cámara loquisimas, que a veces se sitúan delante del protagonista mientras combate con sus rivales, siguiendo sus movimientos como si de un rival se tratase, a veces gira sobre ejes extrañisimos, a veces se sitúan en el cañón de una arma automática, pero enfocando hascia atrás, al que dispara… pura adrenalina desatada.

Podría seguir dando ejemplos o alabando esa orgía de acción y violencia que es Night Comes for Us, pero hacedme caso y si os gusta el género -véase The Raid o Headshot- vedla y disponeos a pasar un rato súper divertido. Ya está disponible en Netfilx, más fácil imposible.

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