Durante la década de 1920, las sorprendentes películas experimentales de Teinosuke Kinugasa aparecieron el cine japonés con una sofisticación que rivalizaba con las mejores películas artísticas europeas. Sus innovaciones, junto con las de Kenji Mizoguchi, Yasujiro Ozu y Sadao Yamanaka, ayudaron al cine japonés a desarrollar una visión cinematográfica distinta y propia.

Nacido en día de año nuevo de 1896, Kinugasa, amante del teatro, jamas recibió una educación intelectual como cuarto hijo de un comerciante de tabaco local, huyendo de su casa siendo aún un adolescente buscando su sueño de convertirse en actor. Tras recorrer el país como onnagata -actor que se especializa en papeles femeninos- de tercera categoría, trabajó durante un tiempo en la compañía de Masao Inoue -estrella que protagonizaría A Page of Madness– antes de aparecer en las producciones cinematográficas shinpa realizadas por el estudio Mukojima de la Nikkatsu a partir de 1917. Ganó cierta fama entre las fans femeninas por su buena apariencia -interpretando a mujeres- en películas a menudo despreciadas por los críticos. En ese momento el cine japonés estaba evolucionando lejos de los convencionalismos del Kabuki para convertirse en una forma de expresión cultural en sí misma. A pesar de que ciertas convenciones del teatro, como el onnagata, se mantuvieron, eran símbolo de un cine atrasado para los intelectuales Taisho.

Kinugasa apareció en películas reformistas como The Living Corpse (Ikeru shikabane,1918) de Eizon Tanaka, y cuando tuvo su primera oportunidad de dirigir en 1920, con la película Death of a Younger Sister (Imoto no shii), lo hizo sobre su propio guión. Sin embargo él y otros onnagatas dejaron la Nikkatsu en 1922 cuando el estudio comenzó a contratar actrices para sus papeles, refugiándose en Kokkatsu, el último bastión del cine de estilo antiguo de la industria.

Tras dejar Kokkatsu, en una primera manifestación de su carrera como cineasta independiente, produjo un rensageki, una forma de teatro muy popular entre los jóvenes japoneses que combinaba imágenes filmadas con actuaciones en directo dentro de una sola historia. Su éxito con esta producción llevó al conocido Shozo Makino a ofrecerle un trabajo como director para su compañía independiente Makino Productions en 1923. El director había dejado la conservadora Nikkatsu en 1921, donde había realizado numerosas películas de espadachines de corte clásico a menudo criticadas por los intelectuales más reformistas. Kinugasa viajó a Kyoto y estuvo con Makino unos cuatro años, realizando tanto gendaigeki -dramas contemporáneos- como jidaigeki -dramas de época-, y sería hacia el final de este periodo cuando dirigió varias películas para Makino co-producidas por la United Association of Film Artists (Rengo Eiga Geijutsuka Kyékai), una alianza de compañías independientes, bajo el esquema de la United Artists, fundada por el productor Kan’ichi Negishi y el popular novelista Sanjugo Naoki, siendo apoyada por diversos novelistas y realizadores. Las películas dirigidas por Kinugasa junto a la United Association of Film Artists incluyen Tsukiguta Hunpeitu (1925), junto a la estrella del Shinkokugeki Shojiro Sawada, The Sun (Nichirin, 1925), junto al actor Kabuki Ennosuke Ichikawa y basada en una historia de Riichi Yokomitsu, y Ten’ichibo and Iganosuke (Ten’ichibo to Iganosuke, 1926).

Mientras que las primeras fueron un éxito, las siguientes no lo serían tanto tras la creación en noviembre de 1925 de la Japan Motion Picture Producers Association (JMPPA) que incluía a los cuatro grande estudios Nikkatsu, Shochiku, Teikine y Toa. Intimidadas por la creación de numerosos estudios independientes, incluidos los de Shozo Makino o Tsumasaburo Bando, y con el convencimiento de que una mayor colaboración les ofrecería un mejor dominio del mercado, amenazaban a los cines que proyectarán películas independientes, reduciéndose drásticamente el número de salas dispuestos a asumir estos riesgos. Películas como Ten’ichibo and Iganosuke fueron retrasadas e incluso canceladas, y solo los esfuerzos de Makino por crear una oposición firme, y las propias debilidades de los grandes estudios -Shochiku obvió el pacto firmando con Tsumasaburo Bando para distribuir sus películas más taquilleras-, permitió sobrevivir a estas productoras hasta el final de la JMPPA en 1926.

El infame terremoto de Kanto de 1923, que aplastó Tokio y mató a miles de personas, marcó el comienzo de una afluencia sin precedentes de ideas occidentales hacia Japón. Los edificios inspirados en la Bauhaus surgieron de los escombros, mientras que el marxismo y el freudianismo se pusieron de moda entre los intelectuales japoneses. El cine japonés también comenzó a cambiar rápidamente, Kenji Mizoguchi dirigió Blood and Soul (1924), una película directamente influenciada por la obra maestra alemana El Gabinete del Dr. Caligari (1919), mientras que Daisuke Ito utilizó alegremente el montaje rápido y ángulos extraños de cámara en sus épicas samurái. Teinosuke Kinugasa había vivido además todos los grandes cambios del cine japonés hasta la fecha, desde el paso del cine más tradicional a la creación de una figura cinematográfica propia, desde el trabajo en los grandes estudios hasta su paso a la escena independiente, codeándose con realizadores y escritores hoy reconocidos como algunos de los más importantes de la historia de Japón.

A pesar de esfuerzos anteriores, la obra de Kinugasa A Page of Madness (1926) se acredita generalmente como la primera película japonesa de vanguardismo maduro y uno de los ejemplos más elegantes de cine experimental internacional. El retrato vertiginoso y fragmentado de un manicomio a través de los ojos del protagonista, ofrece una estética expresionista similar al Gabinete del Dr. Caligari -película que Kinugasa ni siquiera había visto a la hora de rodar la película- y una edición elíptica que recordaba el uso de montaje de Sergei Eisenstein. Estéticamente caracterizada por una técnica fotográfica innovadora, con un gran uso de los planos, un montaje muy rápido y una cámara de gran movilidad, trabajo de Kōhei Sugiyama, entonces colaborador habitual Kinugasa; el guión fue escrito por el futuro premio Nobel Yasunari Kawabata. La película fue totalmente autofinanciada y casi llevó a la quiebra a Kinugasa. Afortunadamente, fue un sorprendente éxito de taquilla.

Jujiro (1928), la siguiente película del director, fue la primera película japonesa en tener un amplio lanzamiento europeo bajo el título Shadows of Yoshiwara. La cinta es una historia sombría y alucinante de amor, venganza y asesinato con una sensibilidad expresionista similar a la de A Page of Madness. Kinugasa prescindió de la construcción cronológica, usando flashbacks para simular el estado de ánimo del protagonista. La imagen también es excepcional debido a la oscuridad de la configuración del blanco y negro, y el uso de técnicas de cámara experimentales. Después de su finalización Kinugasa, luchando contra ataques de depresión, viajó al extranjero a encontrarse a sí mismo. Estudió con Eisenstein en la Unión Soviética hasta que se le agotó el dinero. Tras esto mostró una copia completa de Jujiro a los escépticos funcionarios del poderoso estudio U.F.A. de Berlín y logró su distribución. Los críticos en Alemania y Francia la vieron con buenos ojos, comparando el uso de los primeros planos de Kinugasa con la recién estrenada La Passion de Jeanne d’Arc (1928) de Carl Theodor Dreyer.

A su regreso a Japón Kinugasa se instaló en una prolífica carrera como director de estudio. Las películas más populares de Kinugasa, dos de las cuales fueron Chūshingura (1932, The Loyal 47 Rōnin) y Futatsu tōro (1933, Two Stone Lanterns), fueron películas de época tradicionales. Sus primeras obras sonoras en este género fueron elogiadas por su hábil edición, así como por su gran uso del sonido. Después del inesperado éxito internacional de Akira Kurosawa con Rashomon (1950), los estudios se dieron cuenta de que podría haber un mercado extranjero para los dramas de época. Tras seguir esta tendencia en algunas producciones menores, en 1954 regresó a la fama internacional cuando Gate of Hell ganó el Gran Premio en el Festival de Cine de Cannes, además del Oscar a Mejor Película extranjera y Mejor vestuario. Filmada en Eastmancolor, la película yuxtapone sorprendentemente colores y paisajes exóticos, ofreciendo una poderosa experiencia visual. La truculenta historia de desesperante deseo del samurái Morito –Kazuo Hasegawa– por la dama Kase –Machiko Kyo– se narra con un torrente de emociones que quedan sutilmente ocultas por una sublime armonía estética. Las agonías y violentas pasiones de los personajes quedan siempre en una especie de fondo, observándolas tras un pañuelo de seda estético de formalidad, dignidad, autodisciplina y honor, pero siempre estarán ahí, atenazándonos desde los recovecos de la propia imagen con una maestría sorprendente.

Teinosuke Kinugasa dirigió casi 120 películas antes de su retiro a comienzos de la década de 1960, falleciendo en 1982 a la edad de 86 años.

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