fancine-2016

Ayer mismo finalizaba la edición número 26 de Fancine, el Festival de Cine Fantástico de la Universidad de Málaga, uno de los pocos festivales especializados a nivel mundial que nace de una institución de enseñanza pública como es la UMA. En esta ocasión la presencia asiática, como en gran parte de de los festivales de género de este año en España, era muy potente y contaba con películas muy interesantes, muchas de las cuales ya os hemos ido comentando ya que pudimos verlas en el Festival de Sitges. Tanto es así que las producciones asiáticas han copado todos los premios a largometrajes que concedía el festival, siendo el palmares una gozada para los aficionados al cine del lejano oriente.

Premio Universidad de Málaga al Mejor Largometraje del Fancine 2016
Under the Shadow (Babak Anvari)

Mejor Director
Anurag Kashyap (Psycho Raman)

Mejor Actor
Nawazuddin Siddiqui (Psycho Raman)

Mejor Actriz
Narges Rashidi (Under the Shadow)

Mejor Guión Original o adaptado
Vasan Bala y Anurag Kashyap (Psycho Raman)

Mejor Fotografía
Hidenori Nagata (Creepoy)

Mejores Efectos Especiales
Train to Busan

Premio del Público
Train to Busan

Premio de los medios acreditados
Train to Busan

seoul

Nuestro paso por el Fancine 2016 se ciñó tan solo al fin de semana, ya que nos fue imposible cuadrar más días. Este es uno de esos festivales pequeños con mucho encanto, como sucede en Udine o el tristemente desaparecido Cines del Sur. Son festivales que se restringen, cinematográficamente hablando, a la tarde, con varios pases de cada película en diferentes días, lo que te permite cuadrarte todas las que quieres ver. Además, al nacer de una Universidad tiene un punto de vista muy activo y juvenil, con una gran cantidad de actividades paralelas, actuaciones en directo en un escenario montado en los aledaños del Cine Albeniz y el Teatro Romano, carpas donde se montaron talleres y exposiciones de escenografía, exposiciones en las instalaciones del Rectorado, conciertos… para no aburrirse a lo largo de las mañanas del festival.

En lo cinematográfico empezamos nuestro festival el mismo viernes volviendo a ver Seoul Station, la contraparte animada del blockbuster zombi Train to Busan, y de la que ya os he hablado en nuestra crónica de Sitges. Este segundo visionado, en unas horas más adecuadas que una maratón nocturna, fue muy interesante, apreciando un poco más si cabe como Yeon Sang-ho critica la sociedad actual con las reacciones de sus personajes, los mendigos, la prostitución, el interés propio y egoísta, la frialdad gubernamental… todo ello acompañado con acción apocaliptica zombi. Es un producto muy interesante, y el sábado se podía ver en el festival una sesión doble con esta y Train to Busan seguidas que debió merecer mucho la pena.

Godzilla

Nuestra segunda cinta asiática fue, como no, Shin Godzilla. Cuando os escribía sobre ella en nuestras crónicas de Sitges mi mente pedía a gritos un nuevo visionado, una nueva oportunidad para asimilar todo lo que había visto de una forma más tranquila y sosegada que en la vorágine de un festival tan enorme (y en parte estresante) como es Sitges. En este nuevo visionado fue más brutal incluso que el anterior, dejándome aún más encantando que en la primera ocasión. Shin Godzilla es una película dura de ver, espesa en su concepción y temáticas, y terriblemente crítica, de forma abierta y directa, mucho más directa que la Godzilla original de 1954. La crítica a lo nuclear surge de nuevo, en clara referencia a Fukushima, y la crítica a la lenta reacción gubernamental, el poder estadounidense que aún perdura en Japón y las imposiciones unilaterales que este conlleva, impregna todo, tanto en la parte sutil como en la directa, con frases y conversaciones realmente lapidarias. A esto se le acompaña un acabado técnico a mi parecer adecuado, con una primera parte muy de homenaje a los efectos y acabados tradicionales, y una segunda realmente espectacular y exagerada. Hideaki Anno da un aspecto general que a los aficionados al anime recordará a Evangelion, en la forma de afrontar los planos, los ataques, las reuniones… incluso algunos personajes recordaran a Evangelion, como esa enviada estadounidense tan mezcla de Kushanagi y Asuka (o igual soy yo que me obsesiono). Además las referencias a la saga clásica, introduciendo banda sonora original de Akira Ifukube en momentos concretos de la película, dan ese toque catártico que hace que se quede grabada en la memoria. No será una película perfecta ni facil, por supuesto, pero es una película apasionante.

Cuando salíamos de la proyección escuche casualmente una conversación en donde un joven le decía al otro “¿donde esta el Godzilla divertido?”, aquí no lo encontrarás amigo, pensé yo.

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La tercera, y última, película asiática que vimos este Fancine era una de las razones de nuestra escapada de fin de semana a Málaga, y a la postre sería al ganadora del evento. Under the Shadow fue esa película que te pierdes en Sitges a pesar de ser una de las que más ganas tienes de ver, cosa que te remuerde por dentro, más aún si amigos y compañeros variopintos y con gustos diferentes te la recomiendan encarecidamente.

El guión nos traslada al Teheran de la década de 1980, e plena guerra con Irak y tras la Revolución islámica de Ayatolá Jomeini. Allí conoceremos a Shideh, una joven al que le deniegan los estudios por su activismo político antes de la revolución, que quedará sola con su hija tras el reclutamiento de su marido. En este ambiente bélico de miedo generalizado su hija afirma que los Djinns, seres de la mitología semítica, vienen a buscarla.

Babak Anvari realiza una mezcla realmente bien equilibrada de retrato social, donde vemos las restricciones de la vida en Irán durante aquel periodo desde una perspectiva femenina, cine de terror más clásico y una atmósfera realmente conseguida, que crea desazón durante gran parte de la segunda mitad de la película. Quizás el equilibrio es una de las claves de la película, que podía haber caído fácilmente en la critica social descarada y facilona, o en el cine de terror de susto tras susto tras susto, pero no lo hace, ofreciendo un poco de cada para favorecer un terror más profundo y una mayor sensación de desamparo de las protagonistas. Ellas, tanto Narges Rashidi (Shideh, la madre) como Avin Manshadi (Dorsa, la hija), sostienen la película de una forma creíble y sobrecogedora. Hablábamos tras el pase que la misma Avin no es una niña perfecta de las que nos encontraríamos en una película “prefabricada” de Hollywood, sino que es una niña normal y corriente, gordita y no especialmente guapa, lo cual da fuerza al relato y profundidad a las sensaciones al ofrecer credibilidad. Es solo un detalle, pero creo que me entendéis.

Comprendo perfectamente que se llevara el premio a mejor película en el festival, contiene varias capas que se superponen de una manera sutil y equilibrada para ofrecer una sensación final muy buena. Y el final me resultó perfecto, tres planos que aún hoy me erizan loe pelos de la nuca.

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