Durante este verano se ha celebrado el 2º Festival Internacional de Cine Allzine organizado por dicha comunidad de cine asiático, y nuestra alma máter. Durante las semanas de su duración se han presentado una serie de películas y retrospectivas entre las que hoy rescato esta, “Narrativa y personajes típicos en el cine de samuráis de postguerra“, un trabajo de subeteorimono (retrospectiva, traducción texto introductorio e investigaciones detectivescas y lingüisticas) y silien (retrospectiva e idea), con la ayuda de Danyyyy y Pazguaton, basada en una selección de Alain Silver, «Samurai» Film Comment nº 5, 9-10/75, pp. 10-15. Este artículo está dividido en tres partes y al final de cada una de ellas tendréis una selección de películas a recuperar, tanto de la propia Film Comment como las aportaciones de los creadores de este iniciativa. Este será todo un viaje que no debéis perderos.


“Saltan llamas de sus espadas;

caen sobre ellos como lluvia las chispas de su propia furia.”
Zeami, Tsunemasa.

toshirô mifunePara quien trata de comprender las bases culturales innatas del cine de samuráis, los problemas son muy semejantes a los que presentan las dramatizaciones de los más famosos guerreros griegos o romanos, los caballeros y cruzados europeos o el pistolero norteamericano. El samurái es una figura que se basa en una realidad histórica pero embellecida por las tradiciones orales, aislada diacrónicamente en un pasado poco conocido y elevada, a través de sus reiteradas representaciones artísticas, al nivel del mito.

Separar la realidad de las nieblas de la leyenda no es tarea fácil, si es que es posible. Como Aquiles y Eneas, Roldán y Arturo, Jesse James y Wyatt Earp, las crónicas de los heroicos bushi (guerreros) de Japón están abarrotadas de personajes esencialmente fuera de lo común. Además, los acontecimientos reales o fabulosos que retrata el arte tienen todos sus raíces en un código homogéneo e inviolable establecido a lo largo de más de un milenio, y en una inmovilidad sociopolítica que se mantuvo durante siglos, más allá de cualquier cosa occidental que pueda parecérsele. A resultas de ello, el samurái, como personaje de un tipo particular de cine, está ligado inextricablemente no sólo con el samurái tal como era cuando todavía seguía siendo una institución social viable, sino también con todas las percepciones de la sociedad japonesa, tanto antiguas como modernas, que han coloreado cada una de las imágenes ficticias de esa institución.

Históricamente, los primeros bushi derivan de la aristocracia japonesa, de forma muy similar a los primeros caballeros occidentales, pero los japoneses nunca llegaron a considerar al guerrero noble con una actitud puramente caballeresca. En los siglos fundacionales de Japón, el samurái per se no tuvo un gran papel. Los héroes eran príncipes y matadores de dragones, no duelistas u hombres célebres por sus combates con oponentes humanos. Cuando las intrigas políticas y los usurpadores empezaron a minar la autoridad absoluta del emperador, se desplazó la base del poder hacia la aristocracia. Los diversos clanes o familias de barones se unieron bajo daimyos (señores provinciales) y empezaron a competir por el control de lo que hasta entonces eran tierras públicas.

Cuando la posesión de tierras y la capacidad de cobrar impuestos a los siervos que las trabajaban eran el soporte económico de una clase dirigente improductiva, el modo de gobierno que evolucionó durante las eras Nara (650-793 AD) y Heian (794-1185) era el del clásico feudalismo. A cada sirviente (el significado original de la palabra “samurái” es justamente “sirviente” o “servidor”) lo investía su señor inmediatamente superior, al que juraba lealtad, dentro de un sistema jerárquico de feudos. A cambio de su servicio en la guardia personal de un daimyo, un caballero recibía alojamiento y provisiones. (El karoku o estipendio de los primeros samuráis no se pagaba en oro, sino en raciones de arroz). A medida que los hijos sustituían a sus padres en el séquito de un señor, los vínculos entre las familias y daimyos fueron convirtiéndose en parte de una herencia muy valorada.

trono de sangre

Los periodos medievales de Japón –las eras Kamakura (1186-1336) y Ashikaga (1337-1573)– no tienen analogía directa con los de Occidente; pero, en términos de ficción cinematográfica, este lapso de tiempo, que culmina en una Guerra de los Cien Años oriental (las guerras Senkuko, de 1467 a 1574), se emplea como trasfondo con tan poca frecuencia como la Edad Oscura del medievo europeo. Aunque estas épocas marcaron el refinamiento de los métodos de la guerra, la organización de ejércitos cuasi-nacionales para rechazar dos incursiones de los mongoles y emprender una invasión de Corea, y una creciente marea subterránea de identificación con la nación en vez de con la provincia a cargo de un señor de clan, la imagen más común del samurái –el hombre de acción arquetípico, pero ligeramente anacrónico– casi siempre se asocia a la larga paz nacional de la muy represiva era Tokugawa (1600-1868).

Las razones por las que esta era es el escenario más habitual del cine de samuráis son complejas y diversas. Para comenzar, los héroes virtuosos, extramundanos, que se celebraban en los rollos de las sagas épicas de las guerras Minamoto-Taira de los siglos XI y XII, en los siglos que siguieron se desplazaron y elevaron hasta una posición mítica tan idealizada que llegaron a ser (por comparación con la sangrienta realidad de las incesantes guerras intestinas) tan irrelevantes funcionalmente para la vida cotidiana como los Don Quijotes. Cuando Yoshitsune condujo con éxito a los Minamoto contra los Taira en Dan-o-ura en 1185, aún era posible creer que, en una confrontación de dos valerosos rivales, el destino había premiado el mayor valor. Para cuando Ieyasu Tokugawa condujo la batalla de Sekigahara en 1600, era incontestablemente claro que la victoria ahora era el producto de la pura fuerza de las armas.

Lee la siguiente entrega —>

Nobles / Samuráis
Miembros por nacimiento de la clase dirigente

Librepensadores y revolucionarios contra el orden establecido

Título: Tales of the Taira Clan
Título V.O: Shin Heike Monogatari
Director: Kenji Mizoguchi
Año/País: 1955 / Japón

Título: Samurai Rebellion
Título V.O: Jôi-uchi: Hairyô tsuma shimatsu
Director: Masaki Kobayashi
Año/País: 1967 / Japón

Título: Date Masamune
Título V.O: Doku-ganryu Masamune
Director: Toshizaku Kono
Año/País: 1959 / Japón

Allzine +

Título: The rebel / The Christian revolt
Título V.O: Amakusa shiro tokisada
Director: Nagisa Oshima
Año/País: 1962 / Japón

Título: The Thirteen Assassins
Título V.O: Juusan-nin no shikaku
Director: Eiichi Kudo
Año/País: 1963 / Japón

Título: The Great Duel
Título V.O: Dai satsujin
Director: Eiichi Kudo
Año/País: 1964 / Japón

Título: Eleven Samurai
Título V.O: Ju-ichinin no Samurai
Director: Eiichi Kudo
Año/País: 1966 / Japón

…y en la Restauración Meiji (Bakumatsu)

Título: The Ambitious
Título V.O: Bakumatsu
Director: Daisuke Itô
Año/País: 1970 / Japón

Título: Shinsengumi
Título V.O: Shinsengumi
Director: Tadashi Sawashima
Año/País: 1969 / Japón

Título: Tenchu
Título V.O: Hitokiri
Director: Hideo Gosha
Año/País: 1969 / Japón

Los que abusan de sus privilegios

Título: Gate of hell / La puerta del infierno
Título V.O: Jigokumon
Director: Teinosuke Kinugasa
Año/País: 1953 / Japon

Título: Throne of blood / Trono de sangre
Título V.O: Kumonosu jô
Director: Akira Kurosawa
Año/País: 1957 / Japón

Título: Samurai Banners
Título V.O: Fuurin Kazan
Director: Hiroshi Inagaki
Año/País: 1969 / Japón

Título: Portrait of Hell
Título V.O: Jigokuhen
Director: Shirô Toyoda
Año/País: 1969 / Japón

Asesinos obsesivos

Título: The Sword of Doom
Título V.O: Dai-bosatsu tôge
Director: Kihachi Okamoto
Año/País: 1966 / Japón

Título: Satan’s Sword: Great Buddha Pass
Título V.O: Daibosatsu Tôge
Director: Kenji Misumi
Año/País: 1960 / Japón

Título: Illusion of Blood
Título V.O: Yotsuya kaidan
Director: Shirô Toyoda
Año/País: 1966 / Japón

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