Una vez concluido el Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya, Cinema Sitges 2011, y algo más recuperados de 10 días de intensas sesiones cinéfilas, empezamos hoy con nuestras crónicas en torno al cine asiático que pudimos disfrutar en el festival. Hoy empezamos con un variado menú que incluye Scabbard Samurai, Haunters, Arirang, The Unjust y Guilty of Romance. Esperamos vuestras opiniones.

Scabbard Samurai

Japón, 2011.
Director: Hitoshi Matsumoto.
Interpretes: Takaaki Nomi, Sea Kumada, Itsuji Itao, Tokio Emoto.
Duración: 103 min.

Hablar de Hitoshi Masumoto es hablar de uno de los cómicos televisivos más incombustibles de Japón, y director que nos ha dejado locuras de la talla de Dainipponjin, inclasificable experimento de falso documental en torno a un superhéroe que puede convertirse en gigante para luchar contra diversos monstruos al más puro estilo Tokusatsu; y Symbol, ejercicio de gags con Matsumoto de protagonista mezclado con la historia de un luchador enmascarado mejicano y con un final con cierto carácter existencialista. En esta ocasión vuelve al humor pero en un tono de comedia dramática que mezcla 2 estilos muy contrapuestos pero que resulta finalmente interesante.

Kanjuro Nomi es un samurái sin espada. Tras abandonar por completo la violencia y embarcarse en un viaje con su hija Tae, ahora está en busca y captura como desertor y es perseguido por varios asesinos a sueldo. Tras ser finalmente capturado por las autoridades su única opción de salvar la vida es hacerle recuperar la sonrisa al hijo del señor feudal, triste desde la muerte de su madre. Para ello dispondrá de 30 días: si no lo logra, deberá cometer Sepukku.

Ya desde el principio la comedia está claramente presente en la cinta, comedia que irá degenerando poco a poco a una serie de gags a cada cual más absurdo (y divertido) conforme las 30 pruebas se sucedan. Aquí realmente hay que saber valorar ese estilo de comedia japonesa cercano en concepto a «Takeshi”s Castle» («Humor Amarillo»), esa comedia consistente en hacer caer cada vez más bajo a su protagonista como medio de diversión y humor, estilo que puede no llegar a gustar a mucha gente. Pero a pesar de todo nuestro protagonista recuperará la dignidad del samurái y hacia la parte final de la cinta aparecerá el drama (estaba particularmente convencido que Matsumoto metería en esta una buena carga dramática) y eso conducirá a momentos de gran emoción que concluyen con un bonito y emotivo final narrado en una canción que se quedará grabada a más de uno.

Esta mezcla de comedia «estúpida» y drama es un recurso peligroso, porque puede llegar a sacarnos de una u otra parte de la película, pero Matsumoto sabe mezclar ambas de una manera interesante y el resultado es ameno, emotivo y no aburre en ningún momento. Mención especial tenemos que hacer a la jovencisima Sea Kumada en el papel de Tae, personaje firme y entrañable que eclipsa al resto de participantes. También me pareció interesante el papel de los guardias como conducción de parte del humor de las pruebas, sobre todo el que parecía más bobo.

Haunters

Corea del sur, 2010.
Director: Kim Min-suk.
Intérpretes: Kang Dong-won, Go Soo.
Duración: 113 min.

Después de haber trabajado como guionista y ayudante de dirección en The Good, the Bad, the Weird, Kim Min-suk ha decidido dar el salto a la dirección con Haunters, un psicothriller cargado de acción y con un marcado tono fantástico.

En esta cinta nos encontramos a 2 personajes: Cho-In fue un niño tremendamente desgraciado, lisiado de una pierna y víctima de malos tratos, lo que le generó un odio y un desprecio enormes por el resto de sus congéneres. Además Cho-In guarda un secreto ya que es capaz de controlar la mente de los demás con tan solo una mirada. Por otro lado nos encontramos a Kyu-nam, alter-ego de Cho-in, amistoso, bien intencionado y físicamente desarrollado hasta límites insospechados. Ambos chocarán durante el atraco que Cho-in hace a la casa de empeños donde trabaja Kyu-nam, descubriendo este último que es inmune a los poderes mentales de Cho-in y enzarzándose entonces en un juego de persecuciones para vengar la muerte del Jefe de Kyu-nam.

Estamos ante una película de superhéroes narrada de manera diferente a como estamos acostumbrados, donde se deja al espectador más de una conclusión, aparentemente clara durante la cinta pero sutilmente no declarada explícitamente. Bebiendo de las líneas maestras de «El Protegido» en esta ocasión los poderes son algo normal que va apareciendo y desarrollándose conforme avanza la cinta, de manera natural. La película tiene un gran ritmo, con momentos de acción trepidantes y una evolución muy interesante, con algún altibajo claro está, sobre todo en su parte final. Del duelo interpretativo sale ganando por goleada Go Soo con una gran interpretación que rebosa carisma, cosa que al menos a mi no me trasmitió para nada Kang Dong-won en el papel negativo.

En definitiva una interesante y entretenida película de héroes que nos hará pasar un buen rato.

Arirang

Corea del Sur, 2011.
Director: Kim ki-duk.
Intérpretes: Kim ki-duk.
Duración: 100 min.

Arirang, quizás una de las más inclasificables películas que he visto este año en Sitges, y es que aún no se si me gustó o no me gustó, aún tarareo Arirang (una canción tradicional coreana que Kim canta varias veces durante la cinta y que es un poco el eje de la misma) de vez en cuando, se me viene a la cabeza. La cosa es que ganó el Un Certain Regard en Cannes y recibió una ovación de más de 2000 espectadores que estaban en la sala, parece que a ellos si que les gustó. Pongámonos en antecedentes: Kim ki-duk llevaba ya 3 años sin rodar nada. Durante su última película «Dream» un accidente con Lee Na-young durante una escena estuvo a punto de costarle la vida y esto aparentemente traumatizó al director. Además 2 de sus colaboradores dieron el salto a las mayors coreanas para rodar películas de gran presupuesto, cosa que a Kim no le sentó nada bien dada su complicada relación con los estratos cinematográficos coreanos, donde no es nada popular ni apreciado.

Tomando todas estas premisas Kim ki-duk aparece como un ermitaño viviendo en una casa en las montañas, haciendo su vida, comiendo, encendiendo su estufa, defecando… Durante este periodo Kim ki-duk reconocerá que quiere rodar algo, lo que sea y que por ello rueda esto, desnudándose entonces (metafóricamente) ante la cámara, arremetiendo contra sus ex-colaboradores, incidiendo en su forma de ver el cine y la actuación, incidiendo en sus traumas… Kim ki-duk habla consigo mismo de si mismo, incluso habla con su sombra con tal de hablar con alguien… se mira así mismo mientras hala de si mismo consigo mismo. Y es que esto es Arirang, Kim ki-duk en estado puro, no solo con sus ideales, también con su ego, restregando sus éxitos a más de uno, metiéndose con el cine coreano, con todo lo que no está de acuerdo… Justo al final ya gira un poco a la fantasía, con la determinación de vengarse de todos, de recuperar su lugar.

En fin, como ya he dicho esto es difícil de definir, es verla y que cada cual saque en claro lo que mejor le parezca. Leí una cita que me resultó interesante con respecto a esta película (mi memoria hace que no recuerde ni el que dijo la cita ni la cita exacta pero pondré la esencia): «Tanto quería grabar una película, que se dejó el cine por el camino».

The Unjust

Corea del Sur, 2010.
Director: Ryoo Seung-wan.
Intérpretes: Hwang Jeong-in, Ryu Seung-beom, Yu Hae-jin, Jeon Ho-jin, Ma Dong-seok.
Duración: 119 min.

Ryoo Seung-wan es bien conocido del Festival de Sitges, ya estuvo aquí presentado si tremenda City of Violence y este año incluso ha venido como jurado de la sección oficial del festival. En esta ocasión vuelve al thriller después de su comedia Dachimawa Lee (con la que se gano críticas negativas de varios sectores y algunos llegaron a poner en duda su capacidad futura como director, yo no me incluyo entre ellos, me pareció divertidisima) pero esta vez abandona el camino de la acción para que predominen otros aspectos mucho más oscuros y sucios. Bien le ha valido porque se ha llevado el CasaAsia a Mejor Película Asiática de Sitges 2011.

La sinopsis en este caso es compleja y cruda, basada en un hecho real que aconteció en Corea y en casos que se han ido sucediendo periódicamente en el país. La historia parte con un de un asesino en serie aficionado a matar y descuartizar colegialas. La policía pone todo su empeño en capturarlo pero, justo cuando parecían haber encontrado a un sospechoso, este muere en un tiroteo. Faltos de pruebas que lo inculpen, los altos mandos deciden buscar a la desesperada un cabeza de turco al que cargarle los muertos. Cheol-Gi acepta la responsabilidad con la esperanza de que esto le sirva para promocionarse dentro del cuerpo, iniciando una investigación con métodos poco ortodoxos en la que se asociará con el gángster Jang Suk-Gu y en la que el fiscal del distrito Joo-yang también se verá envuelto.

En esta película no existen buenos ni malos, aunque la gran mayoría de sus personajes están del lado de la ley cada cual tiene sus propios intereses y recurrirá a medios poco limpios para conseguirlo. Incluso el aparentemente menos malo de todos, el oficial Cheol-gil, es arrastrado al pozo para terminar tan enfangado como el resto. Luchas internas entre la policía, hacia la fiscalía, presiones políticas, pactos con delincuentes, todo es posible cuando la ética se deja de lado y cuando la policía o la fiscalía actúa más como si fueran pandilleros o mafiosos que como agentes de la ley. A pesar de lo que pudiera parecer por la ya nombrada falta de acción la película tiene un ritmo trepidante, con constantes giros de guión y acontecimientos que debemos ir asimilando sobre la marcha. En esto Ryoo Seung-wan ha sabido dejar su sello inconfundible y no es menos la aportación del guionista Park Hoon-Jung, cabeza de la que salió no hace mucho la impactante I Saw the Devil.

En el apartado interpretativo tanto Hwang Jeong-min, como el oficial Cheol, como Ryo Seung-beom, hermano de Ryoo Seung-wan y que en esta ocasión interpreta al fiscal Joo-yang, están realmente bien. El primero más sobrio, más contenido, intentando llevar a buen puerto el duro encargo al que se enfrenta; El segundo un poco pasado de vueltas, actuando por momentos como un mafioso cualquiera. A estos hay que añadir a Jang Seok-woo como el delincuente metido a promotor inmobiliario y que acompaña como secundario de lujo.

Nos encontramos ante una gran thriller, con poca acción pero un ritmo trepidante, y que no aburrirá s uno se adentra con animo en los pozos de corrupción que representa. Pudimos conversar con su director y en próximas fechas publicaremos la entrevista.

Guilty of Romance

Japón, 2011.
Director: Sion Sono.
Intérpretes: Miki Mizuno, Makoto Togashi, Megumi Kagurazaka, Kanji Tsuda, Kazuya Kojima.
Duración: 112 min.

Después de que el año pasado Sion Sono nos ofreciera una película tan contundente como Cold Fish, no olvidemos que llegó a ganar el premio a Mejor Película Asiática del festival por ella, los nuevos trabajos del director, y en particular este, son muy esperados, al menos por mi. Solo puedo decir que ha sido realmente una relativa decepción.

En esta ocasión la historia comienza con un asesinato, una escabrosa muerte consumada en los barrios bajos que es investigada por la policía. Entre tanto se nos presenta a Izumi, la esposa de un exitoso escritor. Su día a día pasa por una anodina rutina y por una relación sin pasión. Un día, Izumi comienza a trabajar en un supermercado vendiendo salchichas como medio de distracción y al poco tiempo termina involucrándose con una supuesta agencia de modelos que realmente quieren grabar una película pornográfica. Esto desatará en la joven una pasión irrefrenable que la llevará por los caminos del sexo.

Sion Sono vuelve aquí a tocar el tema principal que ya tocaba en su Cold fish, como tomar a un personaje normal, plano, anodino y hacerlo descender a los pozos más bajos de la degeneración moral. Si en aquella tomaba al personaje de Fukikoshi Mitsuru y lo involucraba en una serie de asesinatos sangrientos y depravados hasta convertirlo en todo lo contrario de lo que era, aquí toma al de Izumi Kikuxhi y la lleva también a lo más bajo, pero esta vez a través del sexo. Todo lo demás aquí, el resto de interpretaciones me parecen simplemente superfluas, la cosa es tomar un personaje y destrozarlo todo lo que se pueda destrozar, y creo que aquí se destroza a Izumi mucho más de lo que se destrozó a Fukikoshi en Cold Fish.

Puede que si no has visto la película no quieras seguir leyendo ya que aunque no acostumbro ha hacerlo aquí cuentos partes del final de la película que no querrás saber.

El problema, y la decepción, es realmente el desarrollo de la película. Todo el tema del asesinato está construido de una manera que incita a pensar que ese es el fin último de la historia, esos Flash Back y apuntes sobre este hecho distraen realmente de la degeneración a la que está siendo sometida poco a poco la protagonista y dan importancia a lago que realmente no la tiene. Luego en la parte final aparece la figura de la anciana madre de uno de los personajes y resulta que funciona como descargo de humor negro (porque algo de humor negro si que hay en este película), pero que con un giro de guión realmente absurdo se convierte en la desencadenante de toda la parte final de la película, del asesinato en si, cosa que realmente me dejó a cuadros ya que nada tiene que ver con la historia que me está contando y queda como un postizo extraño. El asesinato tiene sentido como parte de la degeneración de nuestra protagonista, como una parte más de la misma, pero no como algo con peso real en la historia, como parece querer transmitirnos Sono, eso me parece un error y por eso no me terminó de convencer la cinta.

Sono vuelve sobre la misma historia pero con un acercamiento menos intenso, con un desarrollo más irregular y un final menos interesante. Aún así no me aburrí viendo la película pero no llega a Cold Fish ni de lejos. Tendréis el aliciente de ver algunas escenas de sexo así que eso os lleváis.

3 Respuestas

  1. Lucas

    Espero con ansia la llegada a nuestras pantallas o cualquier medio alternativo de las películas de Hitoshi Matsumoto, Kim Ki-duk y Sion Sono (este por las escenas de sexo, claro)

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