SESIÓN DOBLE: INFRAMAN Y THE FLYING MR. B
Ultraman según la Shaw Brothers…

En sesiones anteriores ya fuimos testigos del nacimiento del Tokusatsu como subgénero del fantástico japonés de la mano principalmente de Ultraman y su creador Eiji Tsuburaya, pero esta moda por los héroes al estilo nipón se extendería por gran parte del continente asiático, dando lugar a spin off, remakes, plagios o re-interpretaciones locales como la que ahora mismo nos ocupa, pero pongámonos en situación.

Durante sus años de apogeo la Shaw Brothers realizo centenares de películas de acción marcial y wuxia, cine muy popular en Hong Kong y China, con un gran éxito, pero una vez entrados en los 70 las cosas empezaron a no estar tan claras en la industria. Durante los primeros años de esta década Bruce Lee había removido los cimientos mismos del cine de artes marciales de la mano de la productora rival, la Golden Harvest, esto hizo que poco a poco las grandes superproducciones wuxia, marca destacada de la casa, fueran perdiendo publico y poco a poco el cine de artes marciales fuera ganando terreno. Esto vendría favorecido por la crisis que ya a mediados de los 70 empezaba a sufrir la industria cinematográfica asiática (y que sería realmente grave al finalizar la década), sobre todo los grandes estudios de Japón y Hong Kong, y que hacia patente que había que reducir presupuestos y buscar otras vías y géneros para captar público.

A principios de los 70 series japonesas como Ultraman y Kamen Rider habían renovado el gusto por al ciencia ficción a toda una generación de jóvenes de todas las nacionalidades y fue entonces cuando la Shaw Brothers decide crear la primera película de superhéroes realizada en China, Inframan. Esta producción toma todo el estilo de una producción tokusatsu japonesa de la época y lo combina con una gran dosis de Kung Fu y acción marcial China, dando un resultado de los más divertido y excéntrico.

Inframan fue una de las primeras películas del director Hua Shan y el guión y storyboard, no olvidemos que fue la primera película china que utilizaba la técnica de storyboard que tanto se había usado siempre en Japón, corre a cargo del escritor de ciencia ficción y fantasía Ni Kuang. Pero la Shaw también intentaría obtener ventajas de los “maestros” del género y por eso recurre a Japón utilizando parte de la banda sonora de Ultra Seven y Mirrorman (ambas compuestas por Toru Fuyuki) y todo el diseño de trajes y escenarios, que correría a cargo de la Ekisu Productions, que trabajaría igualmente en multitud de producciones tokusatsu de la Toei en esos años. Los esfuerzos en al realización de un producto de calidad son destacables y por si esto fuera poco el papel protagonista le cae nada mas y nada menos que a Danny Lee, que mas se puede pedir.

La cinta parte de una base típica del género. La princesa demonio Elzebub desea conquistar la Teirra y para ello destruye varias ciudades como señal de su poder, además en su guarida subterránea un ejercito de esqueletos y demonios la esperan. Pero aún hay esperanza, en su cuartel general el doctor Liu Ying De decide realizar un arriesgado experimento, convirtiendo a Lei Ma, un oficial de alto rango, en el último super héroe biónico luchador, El Inframan, capaz de hazañas increíbles y equipado con al última tecnología y armamento.

De ese argumento solo puede salir algo bien bizarro, y es que esta película es delirio toda ella, desde su ya particular nombre (Infra es un prefijo que vendría a significar menos que, con lo cual Inframan significaría menos que un hombre, menudo nombre para un superhéroe) hasta sus escena de lucha, sus diálogos, sus efectos especiales… imprescindible estilo pulp que nos hará pasar un buen rato, eso seguro.

Como dato decir que Super Inframan (como también se la conoce) fue estrenada en cines en España en 1978 bajo el bizarro título de Mazinter, aprovechando el tirón que por aquel entonces tenía Mazinguer Z. Según he leído en 1981 “Exclusivas 79” la edito en VHS, posiblemente también en Beta.

SESIÓN DOBLE: INFRAMAN Y THE FLYING MR. B
los superheroes a la hongkonesa (por Silien)…

El cine de superhéroes hongkonés siempre fue una cosa extraña… Extraña porque lo descuidaron totalmente (o eso podemos pensar) y para una cinematografía acostumbrada a absorber todo lo que se mueve a su alrededor esto no tenía poco de extraño. Lo cierto es que no deja de ser un espejismo, y a poco que lo pensemos, nos encontramos precisamente con lo inverso: los superhéroes campaban a lo ancho y a lo largo de las pantallas cantonesas. No debemos olvidarnos del wuxia, que no es sólo un cine de espadas, sino un cine de espadas con un amplio componente fantástico, lleno de héroes (literalmente) capaces de volar, o lanzar rayos. Digamos que este género absorvió todas sus necesidades al respecto, y el espacio para héroes puros y duros, disfrazados de cosas imposibles y enfrentados a seres más imposibles que ellos, se vió desplazado, limitado a no demasiados ejemplos (al menos en comparación con otras latitudes). Así, cuando la Shaw adapta subrepticiamente Superman lo hace precisamente con un wuxia, Descendant of the sun, aunque ya años antes se había cogido a su “chico para todo (lo más absurdo)” Danny Lee, que si ya había sido clon de Bruce Lee tampoco le iba a hacer ascos a ser clon de Ultraman, en lo que no dejaba de ser otro wuxia exótico, en el que el protagonista vestía raro.

Inframan (curioso nombre para un superhéroe…), o The super inframan (curiosa asociación de ideas), o simplemente, en su traducción literal, Chinese Superman (ya vamos algo más centrados), contaba con la dirección de Hua Shan, que debio acabar tan trastornado por tanta fantasía que se metió a dirigir variados episodios en variadas entregas de The criminals, el intento de la Shaw por hacer un cine anclado en la realidad, aunque realmente hizo de todo y lo hizo bien, incluso muy bien. Inframan se ha convertido con el tiempo en uno de esos clásicos del cine hongkonés. ¿Qué le aportaron a Ultraman los hongkoneses? Pues como después de todo no era más que un wuxia mal disimulado, muy al gusto de la Shaw (los lagos, los puentes, los lugares apartados, las cuevas, los ejércitos extraños, aquí con cascos cadavéricos de motorista, los villanos muy villanos,…), las artes marciales. Resucitan venidos de la edad de hielo un montón de monstruos de formas extrañas, y nada, ya saben luchar en todos los estilos. También le aporta la contundencia. Las maneras de matar monstruos no pueden ser más crueles. El caso es que Ultraman no deja de ser un wuxia pasado de revoluciones, con un ultraman cantonizado y que curiosamente prescinde de algo habitual en este tipo de producciones: el toque infantil, ese llamamiento a la inocencia.

Pero para la Shaw la cosa no podía quedar ahí, y unos años después unió a uno de sus valores emergentes, un tipo llamado Wong Jing (si, el querido-odiado Wong Jing), con un tipo con superpoderes involuntarios, y así daríamos con un superhéroe de los de verdad, The flying mr. B, que en realidad tenía todo lo que no tenía Inframan, es decir, el toque infantil y la comedia… Comedia wongjinesca, que es como un humor un poco… buff… el que se encontró con él no lo olvida y sabe perfectamente lo que es y el que no pues, le tocará mojarse… A destacar, como no, Kent Cheng, como científico al que la fórmula no parece causar el mismo efecto que sobre mr. B, en una de las escenas más memorables de la película.

Fuera de la Shaw y en manos de otros, los superhéroes se volvieron más contemporáneos y otra cosa. The heroic trio, con esas tres heroinas imbatibles enfrentandas a un malsano Anthony Wong, dirección de Johnnie To, o ese Black Mask con con Jet Li detrás y también Daniel Lee y Tsui Hark, o más recientemente Silver Hawk, de Joe Ma, con Michelle Yeoh de protagonista, sin duda eran un intento de cambiar años de desapego por los héroes deswuxiciados, con unos resultados muy buenos y en algunos casos, memorables, pero después de todo, para nosotros, hongkoneses, los héroes siempre serán otra cosa…

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